El tiempo que se pierde en las discusiones y los muchos pactos que se han quedado en el limbo ensombrecen, por más importante que sea, el acuerdo por la calidad de la educación convocado por el presidente Luis Abinader en ocasión de la apertura del año escolar. De todos modos, es válido el intento, a ver si esta vez se logra algo provechoso.

El pacto educativo que suscribió durante la gestión de Danilo Medina y que consagra la Estrategia Nacional de Desarrollo se ha violado impunemente con las interrupciones de la docencia protagonizadas por la Asociación Dominicana de Profesores (ADP).

También diferentes acuerdos para garantizar la paz en los planteles que se han suscrito en la actual administración.

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Son realidades que han de tomarse en cuenta al llamar al Consejo Económico y Social (CES) a convocar a los actores del sistema de enseñanza para un pacto por la calidad de la educación.

El consenso, por democrático, es lo ideal. Pero los antecedentes sugieren que el Gobierno tiene que actuar con la implementación de las medidas que contribuyan a elevar la calidad de la educación.

Es censurable que no obstante la cuantiosa inversión en el sector sean pírricos, casi vergonzosos, los avances que evidencian las evaluaciones internacionales.

La evaluación por desempeño a los maestros es un importante paso que las autoridades educativas tienen que implementar. Los acuerdos son importantes siempre que se respeten, porque de lo contrario son una pérdida de tiempo.