El Gobierno se propone convocar la Asamblea Nacional para poner “candados más seguros” a la Constitución —-que ya tiene—- para blindarla ante futuras reformas acomodaticias del imperante de turno. Se desconoce hasta ahora cuál es la nueva cerrajería, pero sería una absurdidad porque las constituciones no pueden cerrarse a cal y canto a las generaciones del porvenir, entienden los especialistas en la materia.
¿Acaso se pretende hacer la Constitución inconstitucional? Ahora bien, donde si necesitamos candados fuertes es en la frontera y no en la Carta Magna. Sin embargo, el Gobierno quiere ser patriota con la Constitución y no con la nación. ¡¡amentable contradicción!.
La autoridad de la hora no es capaz de llevar y elevar el contagio dominicanista al pueblo, especialmente a nuestros jóvenes escolares que deben compartir con una masa inmigrante desproporcionada y cargada de todas las taras culturales insalvables; que no es capaz de llevar el sentimiento nacional sin exageraciones ni chauvinismos, por el contrario, es todo un tramoyismo exhibicionista y palabrero del decoro patrio. Somos un verdadero esqueleto ante Haití porque no existe un propósito de patria.
Estamos desposeídos de poder efectivo, y los capataces políticos nativos atados a un amo: la bóveda extranjera.
De aquí todo ese silencio cómplice que retarda de modo indefinido corregir la desgracia haitiana en nuestro país, que se asienta plácidamente, tolerada, protegida y estimulada con visados cargados de felonía, mientras sigue siendo el mayor anhelo de los dominicanos conscientes y dignos: definir la catastrófica haitianizacion.
Mientras tanto, la autoridad nacional sigue dando golpes de ciego, obrando al azar y a su capricho, con decisiones imprecisas, de escasa o ninguna acometividad hasta para los rudimentarios deberes de cuidar la República. Parecería lógico pensar, entonces, que el Gobierno carece de idoneidad para emprender tareas de reformas según se dice, trascendentales contra la Constitución, exhibiendo un patriotismo anímico y de pobre espíritu adherido a los dictados de organismos emisores de deuda y de control político.