Editorial

Caos en Haití

Caos en Haití

Caos en Haití

Horas después que bandas armadas haitianas anunciaron que permitirían la distribución de ayuda humanitaria hacia zonas devastadas por un terremoto y una tormenta, pandilleros secuestraron a dos médicos, incluido uno de los pocos  cirujanos ortopedas disponibles para realizar cirugías a víctimas con fracturas de huesos.

Tal y como advirtió la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Haití no hay condiciones de seguridad para médicos, enfermeras, socorristas, voluntarios ni para el personal a cargo de trasladar alimentos, equipos, medicinas e insumos  desde Puerto Príncipe hasta las comunidades impactadas por el seísmo de 7.2 grados.

Los médicos secuestrados  trabajan en hospitales de la capital haitiana que atienden a pacientes con lesiones de consideración, lo que obligó a paralizar labores en reclamo de la liberación de los raptados, uno de los cuales debía operar a 45 víctimas del terremoto que requieren cirugía ortopédica.

Médicos extranjeros y haitianos que laboran en la zona de desastre confrontan dificultades no solo por los derrumbes e inundaciones provocados por el seísmo y la depresión tropical Grace, sino por el creciente temor de que pueden ser objeto de atraco, asalto o secuestro.

Sobran las razones al presidente del Colegio Médico Dominicano, Aldo Ariel Suero, para reclamar garantía de seguridad para los facultativos dominicanos que serían enviados a Haití para participar en labores de asistencia a las víctimas de esos eventos porque  el vecino país  está sumido en la inseguridad e ingobernabilidad.

El otro médico secuestrado se dirigía a realizar una cesárea de emergencia en el exclusivo sector de Petionville, a consecuencia de lo cual murieron la madre y la criatura debido  a que el galeno no pudo llegar a la residencia de la paciente.

Jefes pandilleros que operan desde el barrio Martissant habrían dado seguridades de que permitirían que los esfuerzos de ayuda llegaran hasta  la zona más afectada en el suroeste de Haití, pero ayer se produjo el secuestro de dos médicos y la paralización de labores en hospitales de Puerto Príncipe.

Sin dejar de prestar toda la asistencia posible al atribulado vecino, el Gobierno dominicano está compelido a monitorear el curso de los acontecimientos en un Haití sumido en la ingobernabilidad y caos institucional, con amplio territorio bajo el control de bandas de forajidos y lacerado también por otro terremoto.

El Nacional

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