La composición del consejo presidencial que gobernará a Haití no ha incidido en la reducción de la escalada que ha aumentado el número de víctimas y de desplazados en la nación.

Con el poder y la exclusión en las negociaciones de los líderes pandilleros no podía esperarse que la sola integración del consejo provocaría un repliegue o compás de espera de los grupos.

Menos aún cuando los cabecillas han objetado la fórmula discutida por la Caricom, con el aval de Estados Unidos, para reducir la sangrienta ola de violencia e impulsar la gobernabilidad.

En la medida que se negociaba la salida las pandillas recrudecieron sus acciones, inundando las calles de Puerto Príncipe y las zonas más exclusivas de un reguero de cadáveres.

Las confrontaciones de la Policía con los facinerosos son el pan nuestro de cada día en la capital, mientras organismos internacionales advierten de la hambruna en la población.

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El ambiente obliga a Estados Unidos a acelerar el proceso, pero sobre todo el despliegue de la fuerza internacional como única opción para detener la violencia y la incidencia de las pandillas que controlan el territorio.