Avispero en NY
Señor director:
En verdad que no logro entender cómo es que funcionamos los salcedenses (los que viven aquí y los que se han ido a otros lares). Recientemente publiqué un breve artículo en mi cuenta de Facebook, buscando crear conciencia sobre ese gran amor que muchos dicen sentir por su querida patria chica, Salcedo.
Escribí, (y creo que nadie puede censurarme) sobre los sonoros nombres que algunas entidades utilizan con relación a Salcedo. Muchas de esas entidades trabajan para otros fines, no para ayudar su pueblo.
Los que visitan mi Facebook, han leído reacciones que me parecen inútiles, porque no he mencionado nombre alguno. Escribí en el entendido de que debemos reaccionar antes que el fantasma del chisme inicie su recorrido y se lleve a inocentes por culpables y a culpables por inocentes.
En medio de la pobreza extrema, la violencia, la falta de autoridad, el irrespeto, la violación a los derechos humanos, en fin, del clima de caos, algunos han fomentado una que otra iniciativa para beneficio de ciertos sectores, pero no logran cumplir el cometido. Hay excepciones, claro está.
Muchos buenos salcedenses, con informaciones que nos dan, nos obligan a izar la bandera de la sospecha, en donde, como es natural, terminamos poniéndonos ojerizos, cuando reflexionamos sobre el particular.
Comoperiodista en ejercicio, como salcedense preocupado y como ente social con conocimiento de las causas que se vienen denunciando, he hecho este ejercicio solo para llamar la atención en torno a que no se puede continuar por ese derrotero. Se usa el nombre de Salcedo y de los salcedenses con fines de ayudar, pero la ayuda muchas veces no llega a su destino.
Señores, para nadie es un secreto que por Nueva York se han organizado actividades con fines muy específicos y se anuncian en ciertos medios digitales, logrando, según hemos sabido, cantidades de dólares muy llamativas que o llegan incompletas o que, definitivamente, nunca llegan. ¿Es, acaso, un pecado denunciar eso? No, no es un pecado.
Ahora bien, como escribiéramos antes, respetamos la manera de cada quien de ejercer su patriotismo provinciano y su amor a Salcedo, porque entendemos que dentro de ese conglomerado, no son todos los que están y mucho menos están todos los que son.
Atentamente,
Rafael Santos
Santo Domingo

