Señor director :
Los incidentes ocurridos hace varios días en la Procuraduría General de la República revelan que los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no están preparados adecuadamente para enfrentar situaciones de ese tipo.

Días antes las mismas autoridades recurrieron al uso de gas pimienta para desalojar a un grupo de estudiantes universitarios de la misma dependencia judicial.

En ninguna parte del mundo se ve a un coronel, un oficial superior manoteándose y forcejeando con legisladores, ni con periodistas como ocurrió en la Procuraduría General de la República.

En lugares donde la Policía monta un registro o un operativo es común ver a cuatro o cinco policías con las cabezas dentro de varios vehículos, conversando con los conductores, sin que nadie vigile ni proteja a esos agentes,

Cada policía habla o discute con un conductor, pero nadie cuida la integridad a los demás, sin tener en cuenta que cualquier desconocido podría agredirlos.

El sábado 11 de septiembre del 2010, desconocidos mataron a tiros al sargento Otaño Medina, al cabo Ogando Ramírez y al raso Mártires Pérez Díaz, y dejaron gravemente herido al sargento Mateo Alcántara en el sector de Pantoja, en Santo Domingo Oeste.

Los homicidas fueron detenidos por los agentes luego de recibir informaciones de que varios hombres habían cometido un asalto en los alrededores del cementerio Cristo Redentor, la madrugada de ese día.

El error de los agentes fue no tomar las debidas medidas de seguridad, y dieron por sentado que los hombres a quienes ordenaron detenerse y salir de los vehículos, no les dispararían.

Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional deben ser entrenados de manera tal que ninguna persona de la clase civil los sorprenda y les quite la vida.

Ya un teniente coronel de la Policía de servicio en Cristo Rey dio el ejemplo de la incapacidad reinante al poder controlar de manera correcta a una menor de 17 años a la que arrastró tirándole de los cabellos.

Las autoridades no deben resolver todos los casos dango tiros y culatazos como es costumbre en un país como el nuestro que se precia de ser democrático.

Atentamente,
Rubén Medina Herasme