Lo de Judas se sabía
Señor director:
Del Judas hace tiempo que se sabía la traición, ahora simplemente muestra parte de las monedas.
En la medida en que el absolutismo mostraba sus garras demoledoras y destructoras del PRD, muchos eran y han sido los que decían que el PLD había absorbido a este partido, en la persona de su presidente.
Un pichón de dictador, que en nada ha guardado las formas. Desde el famoso préstamo en el banco del gobierno apenas a horas de las elecciones del 2012. Más todas las inconductas de los procesos eleccionarios y de expulsión a los líderes reales del partido, con apoyo de algunas altas cortes.
No han faltado analistas que adelantaran, desde entonces, que en una segunda vuelta el PRD apoyaría al PLD.
No se necesitan ahora justificaciones a lo sucedido en lo recientemente pactado. Ya se sabía que ese partido era de Leonel. Pero como el traidor siempre traicionará, una vez se supo que el presidente peledeísta estaba acorralado, Miguel Vargas se transó con Danilo Medina.
Sería mejor si simplemente nos dijeran, que se guían por el pragmatismo absoluto. Los intereses mercuriales y sobre todo, por el desprecio a las masas irredentas.
Se han asociado para repartirse el erario público. Todos con la oportunidad de reelegirse. Lo único que importa es seguir succionando la vaca. Esa que se alimenta de los impuestos que pagamos todos.
Si algo se le debe reconocer al presidente del PRD es que en nada guarda las formas. Son burdas sus acciones.
El PLD se quedará con el poder. Soy de los que creen, que para ello no necesitaba al PRD. La historia siempre recordará a Miguel como el Judas. De hecho así ya está registrado. Si de algo debemos estar seguros es que el PRD, definitivamente, no es un instrumento de reivindicaciones sociales ni políticas y mucho menos democráticas. ¡Se apagó el jacho! Miguel lo apagó con las manos…
Siempre lo natural será ver nacer a un nuevo niño, nunca veremos revivir a un muerto. El pueblo ha de abrirse a nuevas opciones. Lo primero es advertir los nuevos signos de las dictaduras modernas. Asimilarlas y generar nuevos estilos para recuperar el poder popular.
Atentamente,
Luis A. Montás Castillo