Opinión

Cartas de los lectores

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Cartas

Carmen Natalia Martínez

Señor director:

La República Dominicana es una amorosa tierra, paridora de mujeres y hombres que la han sabido amar desde la defensa de su heredad: su historia, cultura, y todo lo que para bien nos identifica. Carmen Natalia es una de esas dominicanas que encarnan el sello del amor patrio. Nacida en San Pedro de Macorís el 19 de abril de 1917. Ella representa la estirpe de mujeres que tuvieron la oportunidad de demostrar capacidad, sensibilidad, y vocación para desarrollar sus talentos y habilidades.

En el ámbito de la producción literaria, no solo cultivó la poesía, sino la novela, la dramaturgia, el discurso sociopolítico, el artículo de opinión, entre otras muchas actividades donde la creatividad y autenticidad estuvieron presentes. En el arte poético bordeó temas como: el amor, la familia, la naturaleza, el dolor, muerte, la pobreza, el mundo infantil, la desdicha, la soledad, y también la causa de la patria, en esta última, es donde su ser personal y social se vuelca desmesuradamente en actitud contestataria frente al crimen, la falta de libertad que imperaban en la dictadura.

Leyendo su Antología Poética “Alma Adentro” se advierte su formación en el género, desde donde nos da a conocer la sensibilidad y diversidad de su mundo interior. En su arte poético la sitúa entre las mejores. Bien pudiera ella estar en todas las antologías de América Latina, a no ser por la poca difusión de la literatura dominicana en el país, y fuera de este. En reconocimiento a sus méritos varios de sus trabajos fueron galardonados. La novela “La Victoria”, ganadora en el concurso celebrado en Washington, y el poema “Llanto sin Término por el Hijo nunca Llegado”, ganadora del concurso organizado por el Ateneo de Puerto Rico, en 1959.

Cuando la vida nos enfrenta a situaciones difíciles en lo social, en lo ético, y en lo político, cuando están en crisis profunda los valores de lealtad y devoción por la cosa propia, el pensamiento acude con prisa para hurgar en el recuerdo, reciente o remoto, de los referentes de dignidad, que iluminen el sendero, y pongan esperanza en el porvenir. En Carmen N. encontramos esto a través de todo lo que ofrendó. Hay que asomarse a su historia para aquilatar su dimensión y su legado.

Esa alma adentro, esa sintonía con la realidad, fue testimonio concretizado en: su larga práctica clandestina resistiendo la dictadura de Rafael L. Trujillo, su militancia política, casi abierta o poco disimulada, y finalmente, el exilio forzado en Puerto Rico desde donde continuó la lucha, y la producción poética.

Atentamente,

Melania Emeterio Rondón

El Nacional

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