Mala práctica.-
Señor director:
Empleados del hospital de maternidad Nuestra Señora de La Altagracia se dan a la tarea de incinerar la basura y los desperdicios médicos y sanitarios, que en ese centro de salud se producen, en un lugar ubicado detrás del área de emergencias que da hacia la avenida México.
Las personas que residimos en los apartamentos y viviendas del sector aledaño al hospital, nos sentimos agredidos por esta práctica muy dañina para la salud.
No sabemos quién dio la orden de que tales desechos, entre los que sospechamos hay placentas humanas, sean eliminados de esa forma, por personas que al parecer no tienen entrenamiento para tales labores.
Quemar desperdicios en pleno siglo XXI, constituye un desconocimiento total de los métodos de disposición final de los desperdicios sólidos, especialmente los humanos.
Teníamos entendido que los desperdicios sanitarios eran manejados de otra forma, debido al riesgo que corre el personal que los maneja, al mal olor que despiden, y sobre todo por la gran cantidad de agentes contaminantes que pueden esparcir.
Los moradores de los alrededores de la maternidad esperamos que esa práctica sea descontinuada y que se emplee otro método más acorde con las normas sanitarias modernas, que tratan por todos los medios de evitar que agentes patógenos se propaguen por desconocimiento o descuido.
Esperamos que la ministra de Salud Pública, la doctora Altagracia Guzmán Marcelino, o cualquier otro funcionario competente, intervenga a fin de que la basura de la maternidad no sea tratada como hasta ahora para bien del centro de salud, para sus empleados y para los vecinos del sector .
Atentamente,
Rosa Melenciano Farik.
Ocupan las aceras
Señor director:
No sabemos por qué razón los miembros de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) no se ocupan de los casos de ocupación de las aceras.
En cualquier parte del Mundo está prohibido que los automóviles circulen o sean estacionado sobre el área destinada para los peatones.
En nuestro país hasta los vehículos de los agentes de Amet son estacionados sobre las aceras, como si se tratara de un hecho normal, y nadie intervienen ni dice nada
Atentamente,
Esther Rosario Peña