Una preocupación
Señor director:
Los moradores de los ensanches Kennedy y la Fe tenemos una grave preocupación por los constantes desmanes que a diario comete un alegado enfermo mental que duerme en la parte trasera del Hospital General de la Plaza de la Salud.
Digo que los padres tenemos una grave preocupación porque hasta el momento no ha ocurrido un hecho grave como temen muchos pero existe “el pálpito” de que podría ocurrir una tragedia si a este señor no se le pone un límite en sus acciones.
El supuesto “enajenado” como dicen algunos, lo cual yo no creo, apuñaló al portero del colegio Marillac, y también agredió con un cuchillo al portero de un laboratorio que está en los alrededores.
Este señor destruyó a palos una cámara de seguridad y los bombillos del colmado D´Aza, ubicado en la avenida Josè Ortega y Gasset, donde a diario acostumbra a regar la basura en la isleta de esa vía.
Además, pintó con un “spray” una camioneta propiedad de un comerciante del ensanche Kennedy, trató de penetrar a la mala, con un machete, un bate de béisbol y un cuchillo a las instalaciones de los periódicos El Nacional, Hoy y El Día.
En otras de sus tropelías el supuesto enajenado agredió a batazos a un vendedor de agua embotellada y diariamente destruye los árboles plantados en la acera de la avenida San Martín entre las calles Juan Alejandro Ibarra y Pepillo Salcedo.
En múltiples ocasiones ha invitado a niñas y adolescentes a tener sexo, y varias señoras han sido acosadas por este engendro maligno.
Lo peor del caso es que ni la Policía ni el ministerio público intervienen para buscarle una solución al caso que tiene preocupado a muchos padres de familia de ambos sectores, que envían sus hijos al colegio Marillac.
La Policía alega que no puede intervenir sin una orden del ministerio público, y el ministerio público exige que le den el nombre correcto del alegado enajenado, para poder proceder en su contra.
Mientras eso ocurre los padres de familia de los ensanches Kennedy y la Fe, nos vemos obligados a acompañar a nuestros hijos cuando entran y cuando salen al colegio Marillac, para evitar una agresión de parte de ese señor que ha venido al sector a sembrar el terror y el desasosiego. Ojalá que queden cabezas cuando lleguen los sombreros.
Atentamente,
Francisco Soto
Residente ensanche La Fe.