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Caso sensible

Caso sensible

Haitianas embarazadas

Repatriación embaradazas

La repatriación de indocumentadas haitianas embarazadas ha sacado a flote la sensibilidad de algunos sectores. No tanto por los riesgos a que se exponen por el drama sanitario de su país, sino por las supuestas violaciones en que se incurre con la repatriación de “las pobres mujeres”.

De que el caso puede ser doloroso no existe la menor duda, más aún con las carencias e incertidumbre padecidas por una nación controlada por pandillas. Gracias a la tregua decretada por Jimmy Cherizer, jefe de una de las bandas más poderosas del país, el comercio, transporte y muchos servicios se han reactivado.

La incógnita está en que la pausa ha sido solo de una semana. Con las embarazadas que tanta compasión han generado en determinados sectores, la culpa no es de quienes aplican la ley, sino de quienes la violan. Lo inaceptable y censurable sería que a las mujeres se les vulnerara su dignidad humana o violentaran sus derechos. Por suerte que no ha ocurrido y el proceso de repatriación se efectúa con mucho respeto.

Ni siquiera ellas se han quejado como lo hacen sus defensores. En medio del revuelo sería importante interrogarlas para determinar cómo y cuándo ingresaron al territorio dominicano. De seguro que aparecerían detalles que no solo provocarían sanciones, sino reforzar con más rigor el cordón militar alrededor de la línea fronteriza. Que nadie lo dude.

El Nacional

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