Opinión

CATALEJO

CATALEJO

El alcornoque es un árbol que se cultiva extensamente en Portugal, España, Argelia, Marruecos, Francia, Italia y Túnez, distribuidos en una superficie total de 2,5 millones de hectáreas.

De su corteza se confecciona el corcho, que revolucionó la industria vinícola y que sirve para impedir que el vino, ya en la botella, se ponga en contacto con el exterior.

Gracias a Perignon, un monje francés, el corcho ha venido a jugar un importante papel en la elaboración del vino, porque es un producto natural, muy ligero, flexible, impermeable e inocuo.

No así se puede juzgar a los politiqueros que han devenido en ‘corchos’, insertados en la nómina pública, algunos de ellos, desde que el “perínclito” de San Cristóbal era el “Jefe”, hasta nuestros días.

El perro tiene unos 200 millones de células olfativas en la nariz, superando 40 veces la de los seres humanos. Estos “corchos políticos” superan al perro para olfatear todo lo que huela a poder.

La mariposa del gusano de seda para el apareamiento emite una sustancia llamada bombicol. El macho puede olearlo cuando se halla diluido en la proporción de una molécula por cada mil billones en el aire.

El “corcho político”, conocido también como tránsfuga o corrupto patológico, supera al macho del gusano de seda para oler donde están los recursos públicos, contratos grado a grado o cualquier botín. 

Esa facultad, y la de penetrar todo el tejido estatal, es heredada de sus antepasados, uniformados y civiles, todos esbirros de Trujillo y Balaguer, así como de otros regímenes ilegítimos.

Debido a que los alcornocales de esas latitudes -sometidos a sobreexplotación y al cambio climático-, tienen bajo rendimiento, la industria vinícola europea ha decidido importar el corcho de nuestro país.-

El Nacional

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