No solo por los desplantes de los testigos de la Procuraduría General de la República, sino por muchos otros ingredientes la causa contra los imputados por los sobornos de Odebrecht luce perdida de antemano.
Los alegatos de los fiscales que llevan el expediente no parecen más que un recurso para guardar las apariencias después de las afirmaciones de la procuradora Miriam Germán Brito sobre la debilidad de las pruebas cuando era juez de la Suprema Corte de Justicia.
Todavía resuena el señalamiento que le hizo al entonces procurador Jean Alain Rodríguez en el sentido de que ningún juez que se respetara podía condenar a los imputados con un expediente tan endeble. Y hasta donde se tiene entendido el legajo es el mismo que sin el menor crédito sostiene el Ministerio Público que hoy encabeza nada más y nada menos que Germán Brito.
Para tirar más de la cuerda los principales testigos de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) no han comparecido a tres audiencias a las que se les ha citado. No se sabe a qué fórmula tendrá que recurrir el Ministerio Público para evitar que el caso se caiga.