El nuevo Código de Trabajo es necesario. Debe ser aprobado con el consentimiento de las partes. Un código peleado, con irreconciliables diferencias, no es el mejor camino a transitar.
Hay que buscar el consenso entre los patronos y los sindicalistas. El Congreso debe ser el mediador, y no la tea de la discordia. Los senadores conocieron el proyecto de ley de modo diplomático y con ciertos temores.
La cesantía es el principal problema de división entre las partes. No se puede dejar fuera la cesantía, pero tampoco imponer consideraciones a la fuerza. Lo ideal es dejar el tema de la cesantía como se encuentra en la actualidad.
Una medida de ese tipo, no tocarle a la cesantía, permitiría una rápida aprobación del código de trabajo que ahora se encuentra a nivel de la cámara de diputados. No se trata de echar un pulso para encontrar el ganador.
Lo que se debe dar ahora es un debate serio y objetivo entre los patronos y las centrales sindicales, para llegar a acuerdos que sean tolerables para ambas partes. De primera intención uno diría que las centrales sindicales deben mantener posturas vanguardistas y verticales.
Pero eso es en el papel. Las centrales sindicales hoy están debilitadas, dentro de una línea de economicismo, donde buscan soluciones a medias, pero sin dar el paso de enfrentamiento total con el área patronal.
El mejor camino para subsanar los problemas entre todos los sectores es el diálogo, y no confundir el consenso con el atropello de posiciones de algunos de los bandos en puga.
Con el aumento salarial se presentó un enfrentamiento que ganaron de primera oportunidad los trabajadores, logrando alcanzar un salario mínimo en diferentes escalas y con un máximo de alrededor 22 mil pesos mensuales.
Pero surgieron problemas desde el lado patronal que las centrales sindicales no pueden controlar, y son los despidos para mantener los niveles de las nóminas. El aumento de salarios tenía que privilegiar la continuación del empleo, y no que se hicieran despidos en forma masiva.
Los congresistas, y ahora en especial los diputados, deben servir de mediadores en el conflicto. Que no se toque a la cesantía y si se quiere, que el tema siga en discusión para otra oportunidad.
De hecho ese nuevo camino de lucha sindical le ha dado resultado, pero les ha hecho perder garras y posibilidades de enfrentar acciones que le quieren imponer desde el lado patronal. Los dos son partes de un engranaje en la política de pleno empleo.
Por: Manuel Hernández Villeta
 
 
 
                                      
             
             
             
             
             
  
                                 
                                 
                                 
                                 
                                