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China en el epicentro mundial

China  en el epicentro mundial

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Antes todos veíamos a China lejos, muy lejos de nosotros, al extremo de que nuestros abuelos solían decirnos “eso está más lejos que China” para referirse a algo distante de la cotidianidad.

Los que vivimos en el hemisferio occidental sabemos que la distancia es extensa, y desde Santo Domingo a la capital de la República Popular de China, Beijing, estamos hablando de aproximadamente 13,487 kilómetros en vuelo aéreo.

Sin embargo, ahora todos vemos a China muy de cerca y en el diario vivir, en el prosaísmo de nuestras vidas por tratarse de una superpotencia que podría dominar el mundo en un tiempo relativamente cercano.

Algunos expertos estiman que ello podría ocurrir probablemente en una década, y esto está determinando que millones de jóvenes alrededor del planeta estén optando por hablar la lengua mandarín.

La República Popular de China es hoy la segunda economía mundial con un impresionante crecimiento económico y comercial; expansión de sus infraestructuras viales, tecnológicas, edificaciones y estructuras productivas internas y alrededor del mundo generándole respeto entre la comunidad internacional.

Xi Jinping y Donald Trump se dan la mano gustosamente, brindan por la prosperidad y fortalecimiento de las relaciones entre sus países y anuncian al mundo la firma de 250 mil millones de dólares en acuerdos bilaterales.

¿Será el anticipo de la nueva cara en las relaciones políticas, diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos y la República Popular de China?

Trump había dicho muchas cosas negativas contra China durante la campaña electoral; sin embargo, en su primera visita de estado al país asiático expuso un discurso diametralmente diferente.

Levantó su copa ante su homólogo chino y agradeciéndole vehemente la cálida bienvenida dispensada auguró éxitos en las relaciones entre Norteamérica y la poderosa nación oriental.

Trump rey en China

El presidente de Estados Unidos recibió una cálida e impresionante recepción en la “Ciudad prohibida”, uno de los símbolos más emblemático y poderoso de la antigua China Imperial.

Desde que el avión más seguro del mundo el “Air Force One”, aterrizó en suelo chino la majestuosidad y solemnidad del protocolo oriental se dejó sentir por lo alto. Alfombra roja en el aeropuerto.

Ópera china, té y cena en la Ciudad prohibida. Guardia de honor en la plaza de Tiananmen.

También niños sonrientes agitando banderines con los colores de la identidad de su patria y la entrega de regalos de los más diversos objetos de la exuberante cultura china caracterizaron la visita de Trump, quien fue tratado como un emperador.

Así mismo es, los chinos inteligentemente suelen dar un tratamiento especial a gobernantes extranjeros en visita de Estado como demostración del respeto y significado de sus instituciones, protocolo y de su diversidad cultural.

Pero es la primera vez que un dignatario extranjero es invitado por el presidente Xi Jinping a un recorrido por la Ciudad Prohibida de Pekín. Allí, Donald Trump y esposa Melania Trump fueron agasajados con una cena al estilo imperial oriental y una ópera china.

Este monumento, que fue residencia de los emperadores chinos cinco siglos y es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, cautivó a la pareja presidencial estadounidense.

¿Qué logró Trump?

El presidente de Estados Unidos tenía en carpeta dos temas esenciales: reducir el déficit en la balanza comercial frente a China y buscar “frenar” o desnuclearizar a Corea del Norte, aliado de la potencia asiática.

La respuesta de China fue suscribir con Trump diversos acuerdos bilaterales por la suma multimillonaria de 250 mil millones de dólares.

Trump buscaba abrir los mercados para ciertos productos fabricados en Estados Unidos tratando de reducir el déficit en la balanza comercial entre ambas naciones.

El autor es periodista y catedrático universitario.

El Nacional

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