El pintor Manuel Rueda
La vida de Manuel Rueda se perfiló sobre el éxtasis creativo en todas las formas estéticas que estuvieron a su alcance.
Si una experiencia altamente positiva habrá de dejar la XVIII Feria Internacional del Libro de Santo es la reubicación de la obra de Rueda, probablemente el ejercitante de artes nobles más completo que haya tenido la República Dominicana.
El campo de la música clásica demanda entrega, estudio, entrenamiento y disciplina. En esa área de destacó desde que era estudiante en Chile, país que le acogió para modelar sus ímpetus y aspiraciones como estudiante de piano y composición.
Como escritor su obra tiene tantas y tantas formas de expresión, desde la novela hasta el ensayo visionario, desde la poesía hasta la crítica literaria, desde la narrativa corta hasta su rol como editor y gestor de cultura, que resulta inconcebible cómo llegó a cubrir tantos géneros con tanta calidad.
El Pabellón Manuel Rueda, inaugurado ayer sábado en la Feria del Libro ha permitido tener idea de otra expresión del arte, la pintura y dentro de ella, el dibujo a tinta, de este hombre, con una inclinación por el retrato y logrando con cuidadosa perspectiva, los detalles de rostros, las líneas de la personalidad y la impronta de restos que dicen mucho con apenas unos trazos
Manuel Rueda fue artista plástico con conciencia de oficio pero sin ninguna pretensión de ser una ficha en el mercado del arte. Su pincel es preciso y delinea con síntesis gráfica la imagen que gerencia desde tinta y papel.
Es el Rueda pintor, dibujante y retratista, uno que nos lega el Pabellón en su Honor en la Feria del Libro, en el cual también se exhiben objetos personales tan preciados por ese artista que ahora consagra públicamente el valor de su obra múltiple y valedera.