El anuncio anoche del presidente Luis Abinader, de que el Gobierno retirará todos los nuevos impuestos insertos en el proyecto de Presupuesto General del Estados, se recibe como misa de sanación que libera a la población de pregonadas injusticias y a la gobernanza de angustiosos presagios.

Se trata de una decisión inteligente, audaz y oportuna que ayuda a despejar de incertidumbre en un escenario económico y político ya zarandeado por la cruenta pandemia del coronavirus con gran afectación sobre las cuentas nacionales.

El presidente Abinader ofreció la buena nueva de que los recursos equivalentes a los que aportarían las indeseables medidas impositivas, se obtendrán a través de un adelanto de pagos de impuestos de la banca y de la minera Barrick Gold, lo que libra a la clase media y a la población de sufrir mayores flagelos fiscales.

La mejor expresión contenida en el discurso presidencia ha sido la que proclama que “para el año 2021 no tendremos nuevos impuestos”, porque sin esa regocijante noticia, el año entrante estaría a merced de contagios de desesperanza, incertidumbre y desestabilización.

En medio de un ambiente de crisis sanitaria y económica, el mandatario advierte que el Gobierno tiene que apretarse el cinturón y reducir gastos, ante lo cual se ofrece para encabezar la lista de sacrificios con la eliminación de la asignación que recibe para gastos de representación.

Se asume como muy trascendente la convocatoria que formuló el Presidente al Consejo Económico y Social para iniciar la discusión a partir del 26 de octubre sobre los pactos fiscal y eléctrico, cuyos acuerdos deberán estar concluidos en un plazo de seis meses y convertidos en reformas para aplicarse en 2022.

En el discurso presidencial no podía faltar la medular denuncia de peculado e impunidad que las autoridades actuales endilgan al pasado gobierno, pero esta vez el jefe de Estado culpó al pleno de la Cámara de Cuentas de blindar la corrupción por lo que solicitó la renuncia de sus miembros.

El presidente Abinader, al anunciar anoche que el Gobierno obtendría los recursos requeridos para disminuir el déficit fiscal en el Presupuesto 2021, de la banca y la minera Barrick Gold, ayudó a desactivar toda posibilidad de estallido de protestas por la aplicación de un paquete de ajuste fiscal cuya diana principal habría sido la clase media. Ha sido el equivalente a una gran misa de sanación.