ANDRÉS FORTUNATO.-
En medio de los turbulentos días que transcurrieron en nuestro país en el orden político, económico y social, a raíz del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, hecho ocurrido el 30 de mayo de 1961, surge de manera sorpresiva, el liderazgo de una de las figuras más emblemática de la política, del profesor Juan Bosch.
El profesor por su carisma y estilo de conectar sus propósitos políticos con el ideal nacional que subyacía en la mente de los dominicanos, logró ganar las elecciones del 20 de diciembre de 1962, con una aplastante mayoría que representó el 59.53%, casi un 60%, lo que le arrojó un balance a su favor de 22 de los 27 senadores; 49 de los 74 diputados y 63 de los 79 síndicos.
Tomó posesión el 27 de febrero de 1963. Promulgó la Constitución más avanzada de nuestra historia el 29 de abril siguiente.
En dicha Constitución estaba plasmada la ruta de la ejecutoria de su gobierno, que, vinculado al enorme peso político con que nació su gobierno, pudiéramos afirmar, que hoy fuéramos un Singapur, lo cual nos permitiera ocupar posiciones cimeras en la ética pública, como estas pequeñas naciones que hoy están entre las menos corruptas y las más desarrolladas del mundo.
Pero resulta que ese gobierno popular, honesto y capaz que quiso desarrollar el profesor Juan Bosch, fue derrocado el 25 de septiembre de 1963 por militares golpistas al servicio de la oligarquía tradicional dominicana, cuyos jefes principales pertenecían a sectores norteamericanos vinculados a la economía importadora-exportadora y financiera.
La pregunta obligada sería ¿por qué derrocaron a Bosch, si era el presidente que más les convenía a las grandes mayorías que votó por él en las elecciones más democráticas de nuestra historia? Bueno, muchas son las causas, pero entre ellas podemos citar las siguientes:
Un sector norteamericano asumió la dirección financiera del país en el año 1907, cuando se firmó la Convención Dominico-Americana, mediante la cual ellos prestaron el dinero para el pago de la deuda externa con sectores financieros europeos, quienes controlaban los empréstitos nacionales, principalmente desde el empréstito Harmont, en el gobierno de Báez, en el 1868, hasta todos los que hizo el Ulises Heureaux (Lilís) en sus trece años de dictadura y Bosch en su gobierno, no negoció con el Fondo Monetario Internacional, sino que en sus 7 meses de gobierno, redujo en más de un 75% la deuda externa.
Además mostró su independencia en el manejo de los préstamos internacionales, al firmar un contrato con la Oversea de Suiza, por 150 millones de dólares, para financiar la construcción de las presas de Valdesia y Taveras.
En ese momento los norteamericanos estaban enfocados en hacer valer su criterio del “destino manifiesto”, término concebido entre los años 1812 y 1860, por el periodista John O´Sullivan cuando publicó un artículo en el New York Morning News en 1845, donde apoyaba que Texas pasara a formar parte de los Estados Unidos.
Además, en el año 1963, en el marco de la “guerra fría”, acuñado por otro periodista de nombre Walter Lippmann en 1947, después de la segunda guerra mundial, así como su política de “seguridad nacional”, por lo que, no solamente se llevaron el gobierno de Juan Bosch de encuentro, sino que, al momento de estallar la revolución de abril de 1965 en nuestro país, habían 11 gobiernos militares y cívico en América Latina.
Tercero: Porque a los terratenientes nacionales e internacionales no les convenía la aplicación de los términos de la Constitución de Bosch, la cual prohibía el latifundio y la compra de terrenos rurales, por parte de extranjeros, los cuales, para comprar terrenos urbanos, tenían que solicitarlo al Congreso Nacional.
Además Trujillo les había confiscado unas 384, 369 tareas de terreno en todo el país, y la “Ley de Franquicias Agrarias de 1910, del gobierno de Mon Cáceres, más los 8 de ocupación del 1916 al 1924, habían dejado un balance de 2 millones de tareas agrícola, que eran una cantidad exorbitantes (De acuerdo a Frank Moya Pons, en su Manual de Historia Dominicana.
La cúpula de la iglesia Católica no quería a Bosch. Esta venía oponiéndosele desde la campaña como muy bien se recuerda con aquel debate entre el padre Lautico García y el profesor Bosch, donde el sacerdote no pudo probar que Bosch era comunista, como él decía.
El encono se agudizó, cuando Bosch planteó que la educación sería laica, los industriales y comerciantes andaban detrás de las más de 34 empresas, hay quienes hablan de unas 111, que había dejado la tiranía trujillista, y que en ese momento estaban en poder del Estado dominicano.