Por más característico que pueda ser el sello del asesinato de dos empresarios el sábado en la noche en La Romana, el caso en que también fue herido un oficial de la Policía representa otro aviso sobre la incidencia de la criminalidad.
Al parecer Luis Antonio Cordero, propietario de una cadena de bancas de apuestas, y Mártires Paulino Castro, dueño de agencias de vehículos, fueron abatidos por sicarios.
Las versiones indican que el mayor de la Policía Aquino Méndez conversaba con los empresarios en un negocio propiedad de Paulino Castro cuando un desconocido abrió fuego y huyó en una motocicleta.
La Policía tiene por costumbre relacionar de inmediato casos similares con supuestos ajustes de cuentas relacionados con el narcotráfico. Sin importar que Paulino Castro haya sido extraditado en 2001 y condenado por narcotráfico en Estados Unidos, lo prudente, sin embargo, es efectuar una investigación para determinar las razones del crimen al tiempo que se persigue al autor o los autores materiales e intelectuales.
El suceso no deja de representar una señal de alarma sobre los crímenes por encargo y la inseguridad ciudadana que se esparce por el territorio.
