Opinión

Crónica de desconfianza

Crónica de desconfianza

Me decía un amigo que la obsesión de Napoleón contra los haitianos no radicaba en su racismo, sino en el hecho de que los insurgentes se tomaron en serio los postulados de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad, porque en la misma medida en que los enarbolaban los esclavos, ponían en evidencia al ego maniaco que los prostituía.

L@s que habitamos entre los vivos y muertos sabíamos que Danilo ganaría las elecciones. Todos los videntes y espiritistas lo habían predicho, como también habían augurado que Alianza País no ganaría estas elecciones, pero emergería como fuerza para ganarlas en el 2020.

Se podía dar seguimiento a estas predicciones, monitoreando los programas de videntes y astrólogos en toda América y Norteamérica, cuyo impacto en la subjetividad latina no es de menospreciar.

Si a las predicciones se añadían las encuestas, otorgándole a Danilo un sesenta por ciento de votación, y las estrategias del brasilero Joao de abultar las manifestaciones de los aliados con los propios militantes (archiconocida), los peledeistas podían permitirse el lujo de la generosidad.

De ahí que yo no entendiera la contratación de una compañía de Software, la INDRA, que ha sido sometida a la justicia en una diversidad de países latinoamericanos y europeos por programar los resultados de las mesas electorales para corregir y modificar los resultados. Ni la Resolución contra el conteo manual de los votos, o el uso de libreta y lápiz por los delegados de mesa, mediante el Protocolo 71-2016 de la JCE.

Costó todo un pataleo de la oposición el que Roberto Rosario admitiera un procedimiento tan seguro como el manual, en un país de apagones y de gente no ducha en la computación. En mi mesa de votación 0003, Colegio de Artistas Plásticos, observé a la jovencita encargada de las computadoras desplazarse por el salón porque no había conexión, y me reía del complejo de país desarrollado que practicamos no avalado por la realidad.

También ahí hubo que patalear un poco sobre la prioridad de lo manual sobre lo electrónico, pero los peledeistas eran generosos y educados, como corresponde a los habitantes de la Zona Colonial.

Esta noche me abruman los reportes de anomalías en el interior del país, donde la corrupción se alió a los remanentes de la cultura trujillista para dilatar el proceso de votación, atemorizar a delegados, alzarse con las Actas (han aparecido hasta ahora solo siete actas en San Juan), etcétera, etcétera.

Una crónica de la desconfianza del gobierno en los postulados del PLD y las enseñanzas de Don Juan.
Algo así como un hombre feo que se compra a una amante bonita, para vivir en una absoluta inseguridad. ¿Como duerme?

El Nacional

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