Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡Honores y gloria! (II)
Después de la conversación de Ramón Blanco Fernández y el autor de esta columna con Enriquillo del Rosario Ceballos, en su calidad de secretario de asuntos profesionales del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, quien actuaba como encargado de Juan Bosch, de sumar un grupo importante de profesionales universitarios a las gestiones de auspiciar el retorno a la constitucionalidad sin elecciones, Enriquillo dijo que tenía que conversar con el doctor Rafael Molina Ureña quien ostentaba la representación política del profesor Juan Bosch en nuestro país y particularmente en las relaciones con los jefes del Movimiento Militar Constitucionalista que había fundado Rafael Fernández Domínguez desde abril de 1963 y que en esos momentos estaba bajo la jefatura del coronel Miguel A. Hernando Ramírez, identificado bajo el seudónimo de Enriquillo.

Rafael Molina Ureña aceptó nuestra proposición y acordamos celebrar dos grandes concentraciones de profesionales universitarios, de todos los sectores que estuviesen en disposición de apoyar a Juan Bosch y a los militares defensores de la constitucionalidad. Esas dos grandes concentraciones de profesionales se celebraron la primera en el mes de enero de 1965 en el roof garden de la Cervecería Nacional Dominicana, a la cual asistieron más de 800 profesionales universitarios y la segunda en los primeros días de febrero de ese año en el hotel Matum de Santiago de los Caballeros, a la cual asistieron más de 1,000 profesionales universitarios; a esa concentración asistió el cónsul de Estados Unidos en Santiago, Francis Maclaren Witty, hombre al servicio de la familia Kennedy.

El Comité organizador de esas actividades integrado por más de 10 profesionales universitarios se reunía en la casa del ingeniero Emilio Almonte, de estrecha cercanía con Juan Bosch, situada frente a la Universidad de Santo Domingo en la José Contreras y acordó publicar un documento crítico del comportamiento corrupto, oneroso y entreguista del Triunvirato de dos personas.

El documento, publicado el 27 de febrero de 1965, recogía más de 3,000 firmas de profesionales universitarios y fue redactado por una comisión integrada por el arquitecto Leopoldo Espaillat Nanita, consejero y ayudante personal del doctor Rafael Molina Ureña, el doctor Francisco Antonio Avelino y García, doctor Bolívar Batista del Villar y el autor de esta columna; comisión que se reunía en nuestro bufete de abogados ubicado en el edificio El Palacio, situado en la calle El Conde esquina 19 de Marzo. La repercusión de ese documento estremeció las cuestionadas bases del gobierno ilegítimo que dirigía el país y contribuyó, notablemente, a aumentar el crecimiento y la influencia del Movimiento Militar Constitucionalista al que se acercó un numeroso grupo de oficiales de respetada conducta en sus funciones.

Entre esos militares es obligatorio señalar los siguientes: Juan María Lora Fernández, Agustín Núñez Noguera, William García Duval, Manuel García Germán, Píndaro Peña Perelló, Manuel R. Salcedo, José Guerra Ubrí, Carlos de la Rosa, José del Carmen Paulino, Delfín Toribio, Carlos Tejada González, Santiago Fañas Rivas, a los que se sumaron, al momento mismo de iniciarse el levantamiento militar del 24 de abril, el capitán de fragata Manuel Ramón Montes Arache, el teniente coronel de la P. N. Gerardo Marte Hernández y los extranjeros miembros de la Marina de Guerra Andre de la Riviere, francés, e Illio Capocci, italiano, entrenadores de los hombres rana. (Continuaremos).

El Nacional

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