Opinión

Cultura de violencia (2)

Cultura de violencia (2)

Hace un poco más de 5 años escribí un artículo titulado “La Cultura de la Violencia”, ayer, de acuerdo a la posición oficial dada al momento de escribirse este artículo, Juan de los Santos, Alcalde de Santo Domingo Este, se convirtió en víctima de esa cultura. Si tenemos suerte, los próximos días deberían traernos debates sobre las políticas que debemos asumir como país para que algo así no vuelva a ocurrir, mis esperanzas sin embargo, se aferran a que los llamados a reflexión nos lleven a cuestionarnos la esencia misma del problema.

Cuando los hacedores de opinión y las figuras públicas hacen del insulto y el aplastar la dignidad de los demás un deporte, o cuando todo conflicto se sobredimensiona a una falsa, dramática y agresiva defensa del “honor” o la “hombría”, ¿Qué podemos esperar de los que no tienen un micrófono delante para desahogarse?

Hace 4 años Guillermo Moncada fue asesinado por un parqueo, ayer mientras ocurrían los hechos en la sede de FEDOMU, en Santiago fue asesinado el Sr. Antonio Castillo de la Rosa por un yipeta rayada, y así sucesivamente cada vez más dominicanos son asesinados por deudas, riñas, celos, diferencias personales y otras razones francamente estúpidas.

La tolerancia, como virtud, parte de un razonamiento básico de que la violencia nunca es una salida razonable o productiva para un conflicto. Pero es imposible enseñar tolerancia en un país donde se celebra la intolerancia, desde la agresión verbal a contrincantes políticos, la violencia institucional a inmigrantes, al insulto a personas con distintas preferencias ideológicas, sexuales o sociales, todas estas manifestaciones de violencia no solo son acogidas sino que son aplaudidas.

Los dominicanos debemos hacer una pausa y vernos en el espejo, preguntarnos ¿Qué estamos enseñando en nuestros hogares, escuelas, iglesias, televisores o programas de radio?. No podemos ser tan hipócritas de rasgarnos las vestiduras por hechos tan terribles como estos y seguir continuando con esta cultura que los alimenta. Algo debe de cambiar en todos nosotros.

De mi parte lamento mucho todos estos eventos, y especialmente el fallecimiento del Sr. De los Santos, quien siempre guardó mucha deferencia por mi padre tanto en vida como en el momento de su deceso. Mis pensamientos y mejores deseos están con él y su familia.

El Nacional

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