POR: Oquendo Medina
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El presidente Danilo Medina viene dando muestra fehaciente de ser un político accesible, sabio, de sencillez innegable y comprensible; un hombre que actúa con cordura y con cabal conocimiento de cómo debe administrarse los bienes del Estado dominicano. Prácticamente a dos años en el ejercicio del poder ha sabido responder, para bien, a las expectativas que se había forjado la ciudadanía.
Y con razón, puesto que son precisamente los resultados obtenidos de las ejecuciones de las políticas públicas formuladas e implementadas, durante sus funciones como primer mandatario de la nación, que lo convierten en un presidente de asombrosa popularidad.
Para satisfacción de la sociedad dominicana, el presidente Medina ha demostrado ser un estadista de pies a cabeza, lo cual ha quedado debidamente demostrado. Naturalmente, todo ha sido posible porque nuestro gobernante tiene conciencia de que un verdadero líder que actúa con inteligencia tiene que convertirse en un excelente manejador de gente; jamás puede, bajo ninguna circunstancia, enviarle mensajes de pesimismo, debilidad o derrota a la ciudadanía.
Ahora bien, en lo referente al índice de su popularidad, le favorece el tener la virtud de ser un trabajador incansable, armador de compromisos que los conducen de manera directa al acercamiento con sectores productivos de la nación que antes habían resultado ser ignorados por otros gobiernos en la coordinación, edificación, planeación y ejecución de políticas tendentes a disminuir la brecha social.
Y todos sabemos que la brecha social es un agente activo y provocador del crecimiento de la pobreza, de la inequidad y de la violencia que hoy día observamos en nuestra sociedad. Justamente de ahí procede su alto nivel de aceptación tanto por su correcta gestión de gobierno como por su conducta como jefe de la administración pública.
El presidente se ha empoderado de las sabias palabras de su maestro político, don Juan Bosch, cuando dijo que: “Aquí estamos trabajando. Los demás tienen el derecho de la palabra, nosotros tenemos la obligación del trabajo. Los demás que hablen, nosotros hacemos. Otros que griten, nosotros tenemos que edificar.”
Resumiendo, digamos que las recetas que está poniendo en práctica Danilo Medina están sentando las bases para un nuevo manejo de la economía dominicana. Recetas que han de continuar sobre el escritorio presidencial del nuevo gobernante que, indiscutiblemente, saldrá de las filas del PLD en las elecciones del 2016.