Qué ironías las del mundo!: mientras por un lado se lleva a cabo el Foro Económico Mundial en Davos, en donde se reúnen las élites mundiales en «búsqueda» de soluciones a un planeta cada vez más inhumano, por el otro, la ong OXFAM pronostica que se necesitarán 230 años para erradicar la pobreza, demostrando esto el retroceso de la justicia social.
El encuentro que lleva como lema «Reconstruir la confianza», se enmarca en una coyuntura de conflictos armados, pauperización galopante, esfuerzos por superar el uso de las energías carburantes e inicio del aprovechamiento de la Inteligencia Artificial. El Foro de Davos no es sorpresa, pues se presenta cada año como un «déjà vu» desde donde no salen las respuestas que se necesitan para solucionar los más acuciantes problemas que abaten al globo terráqueo.
Los organizadores de este conclave ingenuamente estructurado, pero extrañamente opacado, han acumulado resultados frustrantes desde que se inició en el año 1991, asemejándose a La Montaña Mágica del escritor escéptico Thomas Mann, novela que se desarrolla en esa demarcación geográfica.
El WEC, como es llamado en inglés, se celebra en los Alpes suizos, región situada a una altura de 1560 metros sobre el nivel del mar. Sus directores dicen que la reunión tiene como objetivo restaurar la cooperación de la humanidad y fortalecer los principios de transparencia y rendición de cuentas entre el liderazgo planetario.
Sin embargo, la realidad actual desdice a Davos, haciéndose cada vez más evidente que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, y ninguna fórmula económica libera de las penurias, cabiendo aquí la frase que reza de la siguiente manera: «¿No es extraño? Los mismos que se ríen de los adivinos se toman en serio a los economistas».