Opinión

De la piedra al chicle

<P>De la piedra al chicle</P>

Alguien dijo una vez que la edad de la piedra no terminó porque se acabaran las piedras.  ¡Aún existen!  En los principios, la piedra era algo así a lo que hoy son los misiles. Con el tiempo,  los “originarios” invirtieron su tiempo y su cerebro en perfeccionar la forma y manera de hacer de la piedra un instrumento más efectivo y con resultados más positivos en el logro de sus objetivos. 

Con la aparición de los metales  los herreros se convirtieron en los hacedores de espadas, escudos, armaduras, (¿chalecos anti-balas?) carros de guerra (¿carros de combate?). La aparición de la pólvora se  acompaña de una leyenda.  Se cuenta que fue un monje que la llevó a Europa y se lo comunicó al abad de un monasterio donde pasó la noche. Al siguiente día el abad, al despedir al huésped, pudo comprobar que debajo de la sotana del monje le asomaba un rabo peludo.  Era el mismo diablo que había llegado para sembrar el caos para siempre. También cuentan que las primeras mezclas de pólvora china, contenían sustancias toxicas. (¿Guerra química?)

 Hoy, el arma nuclear, las armas biológicas y químicas, las armas de destrucción masiva y la robótica son las más recientes  armas producidas por los del género.

En días recientes, el portavoz policial del grupo terrorista Hamas, Islam Shahwan, anunció a los medios de comunicación el descubrimiento de dos nuevos tipos de arma de destrucción masiva. El primero se presenta como un chicle y en el segundo en grageas.

Se trata de dos afrodisíacos introducidos de contrabando por una banda de palestinos  a través de los puestos fronterizos entre Gaza e Israel.

Las fuerzas de seguridad palestinas acusan a los servicios de inteligencia israelíes de estar detrás de esta  nueva arma mortal con el objetivo de corromper a las nuevas generaciones, principalmente a las mujeres.

La sexualidad, ¿la piedra filosofal?

El Nacional

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