Aunque por el dogmatismo que nos han impuesto, muchos no lo acepten; en la teoría de la evolución de Charles Darwin está el origen de la humanidad. Tiene que ver con la evolución, el que la ciencia haya confirmado que los ratones comparten con nosotros un 85% de su ADN.
Demostrado esto, se cae la teoría de la Creación en el sentido de que Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Hay animales y plantas que comparten nuestros genes. Tenemos un código genético con similitudes con las ratas y otros roedores.
Es decir, hombres y mujeres; poco o más de ocho mil millones en el planeta tierra tienen afinidad genética con una variedad de seres vivos; De esto, se desprende que es una falacia el que solo tengamos “semejanza” con un presunto creador.
Y hay que agregar algo más; esos organismos provienen del humus, en esencia, la Tierra. Al margen de lo cognitivo, ¿ellos también pertenecen a la humanidad o, con diferencias, son de nuestra especie? Por si fuera poco, esto significa que no solo el chimpancé que es homínido, tiene mucho que ver con nosotros. Tiene un 96% de nuestros genes.
Habría que establecer si el término humano proviene de ser homínido, o si los demás seres que se corresponden con las entrañas de nuestra capa orgánica de la tierra; también los son. Y, por cómo suena y escribe, pareciera que lo de humano tiene más relación con el término humus. Por ello nos fortalecemos con ciertos suplementos mineralizados; prácticamente, somos tierra
Pero hay más, los estudios científicos han demostrado que hasta el nutritivo plátano que cultivamos, comparte con la humanidad un 60% de su carga genética.
Esta fruta de origen indo-malayo, fue domesticada en Guinea Ecuatorial, tal vez por eso en estado maduro la llaman guineo. Se dice que energiza a los atletas y robustece los turgentes y fornidos traseros de nuestras mujeres; además, posee una buena parte de nuestro ADN (ácido desoxirribonucleico).
Este, con cuatro bases nitrogenadas, que son: adenina, timina, citosina y guanina. Conforman el haz de genes, y generan las proteínas necesarias para nuestras funciones biológicas.