Opinión

Desorden vial

Desorden vial

La Cámara de Diputados aprobó en segunda lectura un proyecto de ley sobre Tránsito y Movilidad Vial que procura afrontar el caos y el desorden prevalecientes en el tránsito y el transporte terrestre, que han convertido a los corredores, avenidas y autopistas en vías infernales.

Esa iniciativa, pendiente de aprobación en el Senado, crearía el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), una entidad que a su vez controlaría a las oficinas de Transporte de Autobuses (Omsa) y del Metro de Santo Domingo (Opret), convertidas ambas en empresas públicas.

La ley también regularía el servicio de motoconcho, prohibiría el transporte de niños en motocicletas y obligaría al uso del casco protector al conductor y al pasajero de esos vehículos.

No se niega pertinencia a ese proyecto legislativo, de autoría del diputado Tobías Crespo, pero se advierte que el desorden y la inseguridad vial no pueden ser afrontados con acciones dispersas y muchas veces hijas de la improvisación.

Mientras el Congreso discute una regulación integral en el servicio de transporte y tránsito terrestre, el Gobierno gestiona un acuerdo con empresas y sindicatos de ese sector, al margen de esa iniciativa, lo que indica que la conveniencia estaría siempre por encima de la ley.

El proyecto aprobado en la Cámara baja no tendría ninguna validez, a menos que aflore auténtica voluntad política en el Poder Ejecutivo de regular la importación de autobuses, automóviles y motocicletas viejas, así como retirar de circulación a las carcachas que realizan labores de concho.

También se requiere ejercer control sobre las rutas de transporte público y disponer de carriles especiales para autobuses y minibuses en los principales corredores, así como de un programa de entrenamiento y educación a choferes y cobradores.

Ninguna ley de transporte serviría sin la reorganización de la Autoridad Metropolitana (Amet) para que sus agentes en número suficiente asuman el control del tránsito urbano e interurbano y sancionen las violaciones en que incurran choferes, conductores y peatones.

Se saluda la aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto de ley sobre transporte y seguridad vial, pero se advierte que el desorden en el tránsito solo podría ser afrontado con éxito si Gobierno, Congreso y población halan la cuerda en la misma dirección.

El Nacional

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