Durante muchos años las manifestaciones con motivo del Día de Trabajo fueron históricas en todas partes. La fecha era el momento no solo para honrar a los mártires de Chicago, sino para denunciar la explotación y las precarias condiciones de vida del trabajador.
En los últimos años las manifestaciones habían perdido fuerza como resultado de muchos factores, pero desde 2020 la covid las ha extinguido por completo.
Pero el 1 de mayo no deja de ser un día para reflexionar sobre el desempleo, las riquezas, las condiciones laborales, el sindicalismo, el salario, los beneficios colaterales y hasta sobre el servicio del teletrabajo impuesto por la tecnología.
La extinción de los sindicatos, la burocratización de sus líderes y la cada vez más numerosa especialización de la mano de obra han influido en la desaparición de esa mística que caracterizaba las multitudinarias celebraciones del Día del Trabajo.
El modelo ha cambiado a tal punto que la desaparición de las ideologías políticas en el ejercicio del poder ha influido en que los festejos del Día de Trabajo no tengan en los países más vanguardistas y menos en República Dominicana el calor de otros tiempos.
No existen ni siquiera los comunicados en que la claque sindical y los partidos de izquierda, aliados en la lucha a favor de la clase trabajadora, hacían sus denuncias y reclamaban reivindicaciones. Pero el golpe de gracia a las celebraciones del Día del Trabajo se lo ha propinado la pandemia del coronavirus, que tiene en las aglomeraciones una de sus principales fuentes de contagio.
