Diplomacia

Es lo más normal que tras su visita a Haití, el canciller estadounidense, Antony Blinken, cruce a República Dominicana para reunirse con el presidente Luis Abinader.

No hacerlo se interpretaría como un desaire inmerecido por las buenas relaciones diplomáticas de este país y Estados Unidos.

Blinken será bienvenido siempre que el objetivo de su visita sea fortalecer los vínculos entre su país y República Dominicana e incluso hasta para informar a Abinader sobre sus gestiones en Haití.

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También está el caso del avión incautado al Gobierno de Venezuela. Pero si es para presionar sobre la flexibilización de las repatriaciones de indocumentados ahí mismo se le peló el billete.

Abinader ha reiterado que colaborará, como en efecto lo ha hecho, en la solución del drama haitiano, pero con la advertencia de que el territorio dominicano no será parte de ningún tipo de salida.