No bien se ha dado cuenta de la confiscación de un cargamento de cocaína cuando se informa del decomiso, siempre a través de una labor de inteligencia, de otro grueso volumen de la droga.

Por más que las operaciones puedan representar un punto positivo en la lucha antidrogas, planteará siempre interrogantes el permanente bombardeo de cocaína en medio de la tenaz persecución de las autoridades contra el narcotráfico.

En un país que cuenta con aviones, lanchas y una frontera militarizada el grueso de los cargamentos son detectados después que ingresan al territorio. Los 102 kilos incautados en un camión en Santo Domingo Este como otros cargamentos generan sospechas sobre la protección con que tiene que contar el narcotráfico en esferas de poder.

Por más contundentes que sean los golpes y mayor celo de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) no toda la cocaína que llegue es detectada.

Una buena proporción siempre se cuela. El éxito de las autoridades en la lucha contra el narcotráfico sería más significativo de impedirse que la droga ingrese al territorio. Es un aspecto donde también debe funcionar la inteligencia.