En este carrusel de la vida hay existencias llenas de contrariedades, con las cuales se pudieran escribir perfectamente guiones cinematográficos, novelas, poemas, etc. Un ejemplo de esto lo representa el poeta y escritor ruso Alexander S. Pushkin. Este artista nacido en Moscú el 26 de mayo del 1799, es la verdadera representación de una balada a lo extraño.

El vate residía junto a su pareja en la ciudad de San Petersburgo. Para el año 1834 llegó allí un joven galo llamado George D’ Anthés. De una gran belleza masculina, el mozalbete mantenía relaciones homosexuales con su protector, el barón Heeckeren, embajador ho
landés en esa demarcación.

Cansados de los chismes que desató la relación gay, los dos hombres se decidieron a enfrentar la situación; D’ Anthés se entregó profundamente al cortejo de una de las mujeres de mayor hermosura de esa ciudad: Natalia Nicoláevna, esposa de Pushkin.

El poeta sospechó desde un principio el acoso, y como si las ofensas se limpiaran con sangre, desafió a D’ Anthés a batirse en un duelo. El adolescente reconociendo que había cometido un error, seleccionó a la hermana de Nicoláevna para contraer nupcias, mujer sin atractivos físicos para una comunidad que continuaba burlándose de D’ Anthés.

Al darse cuenta de que no se detenía la burla por sus nupcias con una mujer fea, optó por retornar al asedio a Nicoláevna. Pushkin, igualmente convertido en mofa de la gente, ratificó en una carta su decisión de ir al combate, arma en mano, en contra del agresor de su herido «honor».

El 26 de enero del 1837, a las 4.00 de la tarde, Pushkin acudió a la cita con la parca, conducido a su casa mortalmente herido dos horas más tarde, y falleciendo 3 días después.