De la misma forma que unos la han aplaudido, es natural que otros hayan renunciado del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) por la alianza que pactó con el Gobierno sobre la coyuntura de la reforma constitucional para permitir la reelección. Para algunos ha sido un golpe en lo más hondo de la conciencia que un partido que proponía la conformación de un frente opositor se decantara de buenas a primeras con un acuerdo para respaldar la candidatura presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sin que oficialmente se sepa a cambio de qué.
Las renuncias, pues, de dirigentes como Enmanuel Esquea Guerrero, Aníbal Díaz Belliard, Nelson Marte y otros son decisiones propias de figuras que persiguen en el quehacer político el bienestar colectivo y no beneficios coyunturales. Algunos de los renunciantes no han tardado en cerrar filas en el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que postula como candidato presidencial a Luis Abinader, hoy la figura más relevante de la oposición. Aunque todavía no ha brotado, el acuerdo del Gobierno con el PRD es posible que no complazca a los peledeístas que aspiran cargos electivos en el próximo certamen. El panorama no se ha definido del todo, pero tampoco parece que haya que esperar mucho.
Violencia en comicios
Asesinatos políticos y disturbios sociales marcan las elecciones congresuales y municipales de hoy en México. Aunque el gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) es favorito, la ola sangrienta y las movilizaciones han convulsionado el panorama electoral. Solo en tres meses se reportaron 20 muertes en unos 70 atentados políticos. Uno de los crímenes más espantosos ha sido el de Aidé Nava González, la precandidata de 41 años del Partido Revolucionario Democrático (PRD), cuya cabeza fue encontrada en una pista de tierra.
En la escalada sangrienta también cayó Miguel Angel Luna Munguía, también del PRD, un exalcalde que competía para diputado federal. El proceso ha estado colmado de protestas sociales en demanda de seguridad y reivindicaciones. Los procesos electorales en México se han caracterizado por el elevado grado de violencia, pero en esta ocasión los mensajes han sido más espantosos. Se teme que por la violencia no se pueda votar en algunos lugares. Así está la cosa.