Opinión

El abandono del campo

El abandono del campo

Durante diez años, el campo dominicano ha estado en el olvido, ajeno al denominado “crecimiento económico” de los Gobiernos del PLD, en los ocho años de Leonel Fernández y casi tres de Danilo Medina. Aunque distintos en estilo, en el fondo han sido gestiones con las mismas acciones y con los mismos resultados: un país que no puede abastecerse a sí mismo.

Aunque se hayan hecho anuncios sobre supuestos rescates del campo dominicano, que el país podía ser el “granero del Caribe” y que en los últimos años el presidente visitara campos y sectores apartados, en las llamadas “visitas sorpresas” que nos retrotraen a la época del mesianismo político, aprobando préstamos según le pareciera el proyecto presentado, la realidad de la República Dominicana está a la vista de los datos del propio Gobierno y los millonarios gastos en importación alimentaria.

Según la información revelada por el propio Ministerio de Industria y Comercio, solo en marzo de este año, el país importó US$ 220.5 millones en comida, tales como maíz, trigo, aceite de soja, tortas, carnes de res y cerdos; leche, galletas, cereales, quesos y papas, muchos productos que perfectamente se pudieran producir en el campo nacional.

El escenario, una vez más, es diametralmente opuesto a lo que exhibe el gobierno del PLD. El campo dominicano no es prioridad para el partido oficialista, y el reflejo más contundente de ello es que no se produce en cantidades que siquiera pudieran servir para abastecer el mercado nacional. Hace falta competitividad y visión.

Las consecuencias de ello son cuantiosas importaciones alimenticias, exorbitantes para un presupuesto que no permite una carga más; mientras el campesino dominicano y su familia queda en la miseria, y se ve obligado a buscar trabajo en las ciudades, donde las condiciones serán igual o peores.
El abandono del campo dominicano, prolongado durante una década, es un círculo vicioso que destruye la economía agrícola nacional, la seguridad alimentaria y el futuro de un sector del cual el país sigue dependiendo en gran medida. Esto puede y debe cambiar con Luis Abinader y el PRM. Hay que volver al campo, con visión incluyente, porque con la alimentación de la familia nacional simplemente no se juega.

El Nacional

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