Al despuntar el día a día se “fabrican” películas dominicanas, que se traducen en artesanales del “empirismo y al ojo por ciento” en la cinematográfica del solar…
Mi propósito es provocar una yesca del saber en la historia de nuestro cine que está en boga. Precisar lo mejor posible el origen, el lenguaje visual, sonoro y dar ejemplos relacionados a una obra del séptimo arte con valor artístico.
La improvisación y falta de conocimiento no invitan a la fina atención de lógica narración, lustre y dimensión admirable de la creatividad del cine contemporáneo.
En mi tercera maestría de Comunicación para la pastoral, en la Pontificia Universidad Javeriana (PUJ), Santa Fe de Bogotá, D.C., Colombia; el profesor de grado intelecto, semiólogo y sacerdote jesuita, Raúl Méndez, nos explicaba con motivada exactitud la importancia de la semiología: Ciencia que estudia los signos dentro de la vida social (Ferdinand de Saussure). Igualmente, estudia los sistemas de signos (Le Petit Robert).
Un código en semiología, se concibe como un campo de comunicaciones, dentro del cual las variaciones del significante corresponden al significado. Los únicos códigos exclusivos cinematográficos (y televisivos: ambos lenguajes son comunes en gran medida) están vinculados con la independencia de la imagen.
Tener una cámara (en traveling), en un plató o locación no es cine. La pluralidad de códigos intrínsecos deben ser lecturas semiológicas en una meta lectura, lectura analítica, ante la lectura cultural; para que el espectador pueda aceptar el mensaje fílmico secuenciado.
La incapacidad productiva en el cine difiere el coste artístico de la obra. Insisto, que el lenguaje cinematográfico presenta un grado de heterogeneidad muy considerable, ya que combina cinco materias distintas: la banda icónica, corresponde las imágenes que se mueven y, de un modo accesorio, notaciones gráficas (intertítulos, subtítulos, inscripciones varias). La banda sonora comprende al sonido fónico (diálogo), el sonido musical y el sonido análogo (ruidos). Solo una de estas materias es específica del lenguaje-cine.
En Dominicana se escribe o se verbaliza de un cine incipiente (novicio, novel, nuevo, principiante). Es tiempo de la academia (escuela, doctrinas, enseñanza, inducción), para salir del redil y ser exportable. El cine es un espectacular conducto comunicacional.
El cine no es una escritura, es lo que permite una escritura, por eso lo hemos definido como un lenguaje que permite construir textos.
Corroboro, que el cine es un lenguaje abierto a los mil aspectos sensibles del mundo, pero también forja el acto mismo de la invención artística singular.
“Es misericordioso la falla filmosemiológica en la consciencia de la riqueza que hay en un lenguaje tan distinto de una lengua y tan inmediatamente sometido a pocas invocaciones del arte como las perspectivas de realizaciones de un cine localista.”
Es apremiante la capacitación en la República Dominicana, de la historia del cine, comunicación y cultura; dirección, realización, fotografía, guión argumental, escritura. Incluir: composición, teatro, actuación, maquillaje, caracterología, vestuarismo, escenografía y ambientalización. Estas convergencias pueden definir la identidad de las películas de calidad que la cinemateca nacional y la proyección internacional requiere.
Cine paradigma
La Silla es una película dirigida por Franklín Domínguez en 1963, tras el ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina, donde se planteó el problema de la juventud dominicana bajo el régimen del sátrapa.
Cuenta la historia de un joven al que se inculpa de haber traicionado a sus compañeros mientras estuvieron en la cárcel acusados de formar un “complot” para asesinar al dictador.
En su autodefensa, dicho joven expone lo fácil que es pasar de héroe a traidor. Su reparto principal figura el actor Camilo Carrau. El guión está basado en una actuación unipersonal.
El doctor Franklín Domínguez, dramaturgo, director teatral, abogado, actor y político, logró de La Silla, el primer film marca país dominicano.
Nuestro distinguido amigo, Juan María Almonte, actor de cine y televisión; teatrista, maestro y gestor cultural; añade, a la carrera de premiaciones, estilo. Sus obras teatrales (exitosas) y la proyección internacional del dramaturgo e intelectual, Domínguez, han representado a la República Dominicana en eventos y festivales extranjeros de teatrales y algunas de sus obras han sido traducidas al inglés, francés, chino y ruso.
El cine dominicano debe tener jurisdicción de calidad referencial. Premios La Silla -anual nacional- de la Asociación Dominicana de Profesionales de la Industria Cinematográfica (Adocine), es en honor a esta película.
El autor es periodista, analista social, consultor en geopolítica.