Editorial Opinión

El dolor del odio

El dolor del odio

El crimen de odio ha vuelto a convulsionar a Estados Unidos con la masacre ayer en Uvalde, Texas,  perpetrada por  un  individuo de 18 años que ingresó en una escuela primaria armado con pistola y fusil  donde asesinó a balazos a 18 niños y a tres adultos e hirió  a otras 17 personas, incluidos una niña de diez años.

Como ha ocurrido en otros episodios trágicos, el atacante identificado como Salvador Ramos, quien fue abatido por la Policía, solía exhibir  en las redes sociales la posesión de sofisticadas  armas de fuego como las que utilizó para  ejecutar la matanza.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, dijo que Ramos mató de manera incomprensible y horrenda a esas personas, contra quienes abrió fuego con una pistola y un fusil. También se informó que el homicida habría disparado contra su abuela.

Llama la atención que la mayoría de los sucesos de violencia que se atribuyen a odio o desenfreno han tenido como escenario recintos estudiantiles a niveles básico, secundario y universitario, ominosa señal de que algo anda mal entre la juventud y los estudiantes en Estados Unidos.

La cadena CNN contabilizó 38 tiroteos durante este año en escuelas primarias o secundarias, colegios y universidades, con saldo de al menos 10 muertos y 51 heridos, siendo la masacre de ayer, la más mortífera desde 2018, cuando 17 estudiantes murieron durante un tiroteo en una secundaria de Parkland, Florida.

La tragedia de Texas sorprendió al presidente Joe Biden en vuelo de retorno a Washington, al concluir su gira por Asia y Europa donde desarrolló una agenda de guerra, al anunciar mayor provisión de armas a Ucrania, advertir a China que Estados Unidos intervendría en caso de una invasión a Taiwán, y articular una alianza militar con Japón y Corea del Sur, pero la violencia también se anida en la casa.

Ante tantas masacres, Biden tiene el reto de convencer a la sociedad y al Congreso de que se requiere restringir la posesión de armas, un derecho consagrado en la Segunda Enmienda de la Constitución, lo que parece cercano a lo imposible.

La tragedia de  ayer en la escuela primaria  Robb, en Uvalde, Texas, conmociona a una sociedad ya enferma de odio y violencia, compelida a procurar remedio para siquiera aliviar tanto dolor.

El Nacional

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