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El enfermizo poder político

El enfermizo poder político

El síndrome de Hubris es la afección de los que creen saberlo todo. La hibris o hybris es un concepto griego que puede traducirse como “desmesura” y que en la actualidad alude a un orgullo o confianza en sí mismo muy exagerado, especialmente cuando se ostenta el poder.

Hubris, hibris o hybris, se caracteriza por prepotencia y narcisismo, y afecta a la clase política dominicana gobernante. Ésta patología lleva a perder la perspectiva de la realidad.

Según el neurólogo, David Owen, suele manifestarse en los políticos, después de un tiempo en el gobierno: uno de sus primeros síntomas es que el político se cree elegido para guiar los pasos de un pueblo.

Hasta las personas más humildes o populares, tras un tiempo en el poder pueden quedar a merced del virus del hubris.

Algunos casos del síndrome de hubris raya en el paroxismo (grado de mayor exaltación de un sentimiento, un estado de ánimo o una sensación); fue el emperador romano, historiador y político, Tiberio Claudio César Augusto Germánico, que se garantizaba por su magnanimidad y preocupación a sus súbditos, hasta que empezó a obsesionarse con la idea de que los demás pudieran reírse de su tartamudez y su aerofagia (ingestión de aire que provoca flatulencia o molestias intestinales).

La solución que halló Tiberio Claudio fue impulsada sin dudas por el Hubris; por mediación de su médico personal e historiador, Jenofonte. Promulgó un edito que obligaba a sus cortesanos a “tirase dos ventosidades” por cada una que dejara escapar él.

A partir de ese mensaje, tal como indica Cayo Suetonio Tranquilo, historiador y biógrafo romano en Las vidas doce césares. Tiberio Claudio empezó a encapricharse cada vez con más cosas…

Lo mismo le sucedió a otro emperador romano, Marco Antonio Casiano, que se enfrentó de esta forma con las facciones críticas del Senado: “Sé que no os gusta lo que hago, pero por eso poseo armas y soldados, para no tener que preocuparme de los que penséis de mí”.

En esta historia que narro. Calígula, por su parte, nombró senador a su caballo. El general y presidente de México, Antonio de Padua María Severino López de Santa Annay Pérez de Lebrón, se autocalificó como “el nuevo Napoleón”, hizo enterrar su pierna amputada con honores de funeral de Estado.

El presidente de Ecuador, Abdalá Jaime Bucaram Ortiz, perdió su puesto cuando se excedió en contratar al futbolista Argentino, Diego Armando Maradona Franco, por un millón de dólares, Nuruddin Salim Johangir, fue el gobernante del Imperio Mugol, desde 1605 hasta 1627.

Ese nombre, Johangir, en persa, significa conquistador o dominador del mundo, gran mogol de la India (1569-1627), tenía un harén compuesto por 300 esposas, 5,000 mujeres sirvientas y 1,000 jóvenes que satisfacían todos sus caprichos.

El veneno hubris corre en la sangre dominicana. Pero han sido los reyes, emperadores, políticos y en definitiva, los gobernantes de toda índole quienes más han sufrido sus estragos. Como hemos mencionado, la hibris o hybris es una palabra griega.

En que aquella época, el castigo de los dioses que tiene como efecto devolver al individuo dentro de los límites que cruzó.

El historiador y geógrafo griego, Heródoto de Halicarnarso (entre el 484 y 425 a. C.) en su significativo pasaje: “Puedes observar como la divinidad fulmina con sus rayos a los reyes que sobre salen demasiado, sin permitir que se jacten de su condición. En cambio, los pequeños no despiertan de su ira”.

“Puedes observar también como siempre lanza sus dardos desde el cielo contra los mayores edificios y a los árboles más altos, pues, la divinidad tiende abatir todo lo que descuella en demasía”.

En ante todo un intento de transgresión los límites determinados por los dioses a los hombres mortales y terrenales.

En la antigua Grecia aludía a un desprecio temerario hacia el espacio personal ajeno, unido a la falta de control de los propios impulsos, siendo un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas consideradas enfermedades por su carácter irracional y desequilibrado, y más concretamente por ATE (la furia o el orgullo).

Como reza el famoso proverbio antiguo, erróneamente atribuido a Eurípides, poeta trágico griego: “Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco”.

El médico británico, David Owen, identificó un trastorno que padecen las personas que ejercen poder; es una característica de la personalidad que nos hace excesivamente autoconfiados y mesiánicos.

El síndrome de hubris es adicción al poder y trastorno psiquiátrico potenciado en el gobierno.

El autor es periodista, analista social y geopolitólogo.

El Nacional

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