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El futuro de la UASD

El futuro de la UASD

La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) se encuentra en medio de una delicada situación, fruto de la combinación de problemas estructurales y coyunturales que no se resuelven, a nuestro entender, por la pobre visión que han tenido siempre los gobernantes de turno acerca de esta institución, últimamente incluso, bajo la influencia ideologizada y la estrategia privatizadora y elitista que sugieren a modo de receta en nuestros países subdesarrollados, los representantes del Banco Mundial y de la OCDE.

Igual visión se tenía hasta hace poco de la educación pública preuniversitaria.  Afortunadamente, esa concepción empieza a ser desmontada, aunque tardíamente, 51 años después del ajusticiamiento del tirano Trujillo y 34 años tras concluir los 12 años famosos de gobierno balaguerista.

Durante el periodo del 1960-2000, en casi todos los países civilizados del mundo, la inversión en educación pública era del 5% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras en República Dominicana ese gasto en términos promedio anual alcanzó apenas el 2%.

En los países avanzados se destinaba más o menos el 75 % a la educación preuniversitaria y el 25% a la educación superior pública.
En cambio, en nuestro país esa proporción fue de 87% y 13% respectivamente.

Simultáneamente, sin embargo, las aulas se abarrotaron de estudiantes en todo el territorio nacional y en los diferentes niveles: en la escuela primaria, la secundaria y en la propia UASD.

Esa falta de visión en nuestros gobernantes ha conllevado consecuencias muy nefastas para el país. Y no han sido peores, gracias al sacrificio de miles y miles de maestros y maestras, muchos de visión hostosiana, otros inspirados en nuevos paradigmas cristianos o marxistas, que han dejado sus vidas en esas a veces infernales aulas de clase, es decir, impartiendo docencia en espacios sin condiciones físicas mínimas para un verdadero proceso de enseñanza-aprendizaje.

El licenciado Danilo Medina Sánchez ha elevado el presupuesto para la educación preuniversitaria al 4% del PIB. Y con ello los problemas de fondo, estructurales y coyunturales empiezan a resolverse, dentro de lo que puede considerarse una nueva perspectiva, la de una real revolución educativa.
En nuestro caso particular, la lucha en los últimos 30 años ha sido destinada a convencer a la clase política nacional de que la inversión en la UASD es tan necesaria como la inversión en la educación pública preuniversitaria.

Y mientras en todo el mundo la inversión en la educación superior pública rondaba el 1% promedio anual del PIB a todo lo largo de la segunda mitad del siglo XX, la inversión en la UASD no alcanzaba a promediar más del 0,2%.

Es cierto que los gobiernos dominicanos han hecho inversiones puntuales desde Antonio Guzmán, incluyendo a Balaguer en su segundo período de 10 años, y sobre todo en los doce años del presidente Leonel Fernández, pero en ningún año el gasto en la UASD ha superado en su totalidad (inversiones físicas y gastos corrientes) el 0.4% del producto interno bruto.

Hoy en el siglo XXI, en todas las naciones pequeñas y más desarrolladas del planeta, el promedio del gasto público en educación superior pública tiende a ser del 2% del PIB. Sin embargo, en este año 2016, el presupuesto que se aprueba para la UASD, no tiene variación respecto al ejecutado del año anterior, que es apenas el 0.22% del producto interno bruto, pese de que aumentó su matriculación, esta vez en más de 15 mil nuevos estudiantes.
Así no será posible planificar el destino de la institución.

Aparte de que la proporción entre la inversión en educación pública preuniversitaria y universitaria, que en el país era de por sí bastante desequilibrada de acuerdo a los estándares internacionales, ahora se ha disparado por completo, al aumentar el gasto en educación preuniversitaria en cerca de un 100%, mientras se congela la partida destinada a la UASD.

De esa forma nunca será posible que la UASD pueda enfrentar los graves problemas estructurales que confronta y que se han acumulado por décadas.
Y que se agudizarán cuando los frutos de la revolución educativa a nivel preuniversitario se expresen en una avalancha mayor de bachilleres pobres, que con más y mejor formación irán hacia los tantos recintos de la UASD, flujo que las universidades privadas de masas no estarán en condiciones de recibir y que de ninguna manera esos estudiantes irían, por su composición social y por el elevado costo que representarían, hacia las universidades privadas de élite.

Es evidente, que la revolución educativa es y será trunca sino se lleva a cabo concomitantemente con la educación superior pública.
La UASD ha sido convertida, además, en la cenicienta del sistema educativo público dominicano.

Los maestros y maestras de la educación pública preuniversitaria han merecido un ligero aumento salarial para este año 2016. Ese pequeñísimo aumento se le niega desde el gobierno a los profesores y profesoras de la UASD, lo que resulta injusto.

El argumento, muy manido por cierto, de que primero debe ir el saneamiento o la mejoría en la calidad, y después un ligero aumento a los profesores de la UASD no es más que una simple excusa.

¿Por qué? ¿Se procedió de esa manera cuando se inició la revolución educativa en los niveles preuniversitarios? ¿O no es cierto que esos males se estén corrigiendo sobre la marcha? .

Es hora, entendemos nosotros, que el gobierno y la UASD se sienten a conversar la problemática universitaria y que fruto de un análisis objetivo, firmen un pacto académico, tal como se ha logrado con éxito en Francia entre el gobierno francés y las universidades públicas francesas, y se contemple un porcentaje determinado del presupuesto (que no podría ser menos del 1% del producto interno bruto) a cambio de que la universidad nacional se comprometa a alcanzar ciertos objetivos, sobre todo de transparencia, racionalidad y eficiencia.

Pacto que tendrá que ser exitoso por el bien de la educación superior pública dominicana, el desarrollo nacional independiente del país y el fortalecimiento de uno de los más ricos patrimonios de la República Dominicana, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la Primada de América.

El Nacional

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