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El general Mella en los cuarteles

El general Mella en los  cuarteles

El próximo 25 de febrero se cumplirá el Bicentenario de haber visto la primera luz del día un prócer dominicano que compone la trilogía sagrada.
Nació el 25 de febrero 1816 en la calle la Luna. Hoy calle Sánchez no. 64 de la entonces villa de Santo Domingo. Hijo de Antonio Mella y Francisca Castillo.

Contrajo nupcias con Josefa Brea, con quién procreo sus cuatros hijos, la pareja estableció residencia en la villa de San Cristóbal, donde ganaron respeto y cariño en esa población.

Conquistado por Duarte se une al movimiento independentista. Por su temperamento arriesgado y valor personal gano liderazgo en dicho movimiento.
A él cabe el mérito de ser de los precursores del manifiesto del 16 de Enero del 1844. Documento oficial de nuestra independencia que sirvió como acta institucional hasta la elaboración de la Constitución de San Cristóbal. El 6 de noviembre del 1844.

Extendió el ideal patriótico a los pueblos del cibao, integro todos sus familiares al movimiento independentista. Su diana inmortal conocida como el trabucazo en la noche más alta del 27 de Febrero de 1844 puso el punto épico a este acto de liberación anunciando al mundo el nacimiento de un nuevo Estado con el nombre de República Dominicana. Como Capitán providencial fue un soldado de la libertad y General del cantón.

Participo en las diatribas políticas de la época y como soldado fue un sable insigne. Ocupó varios cargos públicos, Miembro de la Junta de Gobierno, Ministro de Guerra, Ministro de Hacienda, Gobernador Provincial en La Vega y en Puerto Plata.
Conoció la cárcel y el exilio en varias ocasiones por su espíritu revolucionario.

Soldado de primera línea en el 1863 en el Movimiento restaurador. Gano el respeto de los patriotas y elegido vicepresidente de la República en el gobierno restaurador.

Su manual de campaña sirvió como doctrina para el triunfo de los restauradores. Como todos los mortales abandono el escenario de la vida el día 4 de junio de 1864 en el primer Santiago de América.

Tuvo el placer en reencontrarse con su amigo Juan Pablo Duarte después de 20 años sin verse, antes de llegar su hora suprema.

En las últimas fulguraciones de su conciencia pidió el deseo de que su cuerpo fuera envuelto en la bandera nacional cuando su corazón dejara de latir.

En 1894 fue declarado Padre de la Patria adjunto de sus compañeros Duarte y Sánchez. Lo extraño es que al conmemorarse el bicentenario de su nacimiento no haya ningún programa oficial de celebración de tan digna fecha y sólo en los cuarteles de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional rinden homenaje especial a este magno acontecimiento.

El Nacional

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