El candidato independiente podría ser una necesidad en el país, pero no están creadas las estructura para permitir que los sin partidos tradicionales, luchen por el poder.

En consecuencia, es de orden que para las venideras elecciones no entre el candidato independiente, por lo menos en lo que se refiere a la escogencia presidencial.

Ya en los puestos electorales menores, a nivel municipal y provincial, si se podría tratar de permitir a los independientes. Valga decir que de hecho no tendrán nada de independiente, sino sin partidos.
El candidato presidencial independiente sacudiría a la estructura política nacional, sería un golpe a la tradicional democracia representativa, y con dinero, se podrían fragmentar métodos arcaicos.

Si los partidos nacionales, los grandes y los pequeños, tienen estructuras sólidas, a prueba de competencia, un independiente no tiene nada que buscar. Primero, los grupos actúales del partidismo deben modernizarse y comprender que hay que dejar a un lado la forma de ver la política.

Los primeros cuestionamientos llegarán sobre la implementación de la maquinaria partidista en todo el territorio nacional. De seguro que saldrá al mercado a buscar políticos disgustados para armar su equipo.
Ahora mismo, en la República Dominicana no hay un solo presidencial independiente, por lo que no hay que temer con la llegada de un ser que se crea providencial.

La Junta Central Electoral y el congreso deben ir desde ahora sentando los reglamentos de un candidato independiente, aunque me parece que es muy difícil, por no decir imposible, que en tres años pueda cristalizar una fuerza de importancia en el país, surgiendo de la nada.

No hay condiciones ni independientes que puedan hacer una buena presentación en las venideras elecciones presidenciales, y si llegaran a la inscripción, van a pasar vergüenza desde la campaña electoral.
Ahora, la ley electoral debe decir con claridad cuál sería el estado de los precandidatos que son rechazados, y deciden formar una nuevo partido o hacer alianzas oportunas.

El que pierda en las primaria de un partido, debe quedar fuera del juego electoral, sea formando una nueva agrupación, o aliándose a las demás existentes.

A pesar de las fragilidades del sistema democrático nacional, la democracia no corre peligro con un candidato independiente.

Sin frentes de masa sólidos es imposible llegar a ganar o hacer un buen papel electoral.

Por: Manuel Hernández Villeta