Aunque estalló el 7 de octubre de 2023, cuando terroristas incursionaron en territorio de Israel y mataron a más de mil 400 personas y secuestraron a centenares, la guerra entre el Estado judío y el grupo Hamás se vuelve aún más cruenta y se expande al parecer de manera indetenible por Oriente Medio.

Israel lanzó el sábado el más intenso bombardeo aéreo sobre el Líbano en dos décadas, con el empleo de más de cien aviones contra posesiones del grupo Hezbolá, respaldado por Irán, en lo que el ejército israelí definió como “un ataque preventivo”.

Hezbolá, en cambio, lanzó desde el Líbano centenares de cohetes y drones contra bases militares israelíes, la mayoría interceptados por su defensa aérea, aunque las partes no habían informado ayer sobre posibles daños y bajas en una nueva fase de la guerra motivada por el asesinato en Irán de Fuad Shukr, líder de Hamás.

Bombardeos e incursiones terrestres del ejército de Israel en la Franja de Gaza han causado más de 40 mil muertos, incluidos 13 mil niños, según los servicios de emergencia gazatíes, un conflicto sobre el cual Estados Unidos y Egipto encaminan difíciles gestiones en procura de un acuerdo de cese al fuego.

Milicias hutíes, que operan en Yemen, impactaron con misiles a un petrolero griego, lo que obligó a evacuar su tripulación, ante lo cual los atacantes están decididos a hundirlo, lo que causaría el derrame de un millón de barriles del crudo sobre el mar rojo y una tragedia medioambiental.

El régimen de Irán reivindicó ante el gobierno egipcio su derecho a planificar y ejecutar ataques contra Israel en represalia por el asesinato de Shukr que se adjudicó el gobierno de Benjamín Netanyahu, por lo que se prevén posibles acciones de mayor relevancia en la zona.

En vez de alcanzar un cese al fuego, muy condicionado por Israel y rechazado por el grupo Hamás, la guerra, que incluye también a Irán, Líbano y Yemen, parece extenderse como fuego sobre pradera seca, con cada vez menos espacios para sembrar alguna simiente de paz.

El agravamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania, que indirectamente involucra a Estados Unidos y Europa, es otra ominosa señal de que la economía y el comercio mundial no encuentran por el momento ningún paso de certidumbre hacia su recuperación, y que República Dominicana debería dar seguimiento al curso y consecuencias de tan infaustos acontecimientos.