Existen muchas leyendas sobre el origen de los Incas. Pero en realidad ellos legaron allá por el año 1200 al valle de Urubmaba huyendo de los aymaras.
El origen de la etnia incaica en el Cuzco, como en cualquier otra cultura tiene su explicación histórica y también mítica. Para la explicación histórica se tiene referencias arqueológicas y documentales (tanto de documentos inéditos y no inéditos de los siglos XVI y XVII).
En lo que coinciden las explicaciones míticas e históricas es que el valle del Huatanay, que atraviesa el valle del Cuzco era ya habitada antes de la llegada de los incas, sin embargo estos llegarían a poblarlo recién a fines del siglo XII de la era actual.
Hay dos importantes leyendas que explican el origen de los incas en el valle del Cuzco (Perú).
El dios Sol, Inti, y la diosa Luna, Quilla, compartían un amor imposible debido a que nunca se podrían encontrar, pero existía una profecía que decía que un día ambos se amarían y de ese encuentro nacería un niño y una niña en el Lago Titicaca.
En dicho día la tierra se oscureció y Quilla se unió a Inti. Los que llegaron al lago encontraron allí a un hombre apuesto y fuerte, el que sería conocido como Manco Cápac, junto a una doncella hermosísima, llamada Mama Ocllo.
La primera etnia inca en Cuzco no era nada más que una caravana de inmigrantes llegados del reino altiplánico Tiahuanaco.
Este estado de habla puquina fue invadido y asaltado por enormes oleadas militares procedentes del sur, lo que actualmente es Tucumán al norte de Argentina y Coquimbo, al norte de Chile. Dichos invasores serían la etnia conocida como los aimaras.
No se sabe con exactitud que motivó a los aimaras a buscar mejores tierras al norte y desplazar a los tiahuanaco, probablemente fueron cambios climáticos, o quizá la invasión de otros pueblos.
Dado a la amenaza que representaban las invasiones sureñas de los aimaras, la aristocracia taipicala, junto a sacerdotes y algunas familias o ayllus buscaron refugio el noreste, navegando por las aguas del lago Titicaca para instalarse en una de sus islas.
Allí lograron establecerse unos años, pero tras la estabilidad aimara en la altiplano andino, estos se expandieron hacia el norte, obligando escapar a los taipicala nuevamente.
De ahí en adelante, los Taipicalas partieron de las costas lacustres de Puno para dirigirse hacia el Oeste en un largo éxodo.
Leyenda Manco
Dicen que el Sol, padre de los incas, viendo que la humanidad vivia en estado deplorable, se apiado y resolvio enviar a la tierra a un hijo y una hija suyos para que adoctrinasen a esas gentes en su culto y le tuvieren por dios y para que les enseñacen a vivir como gentes cultas y dotadas de razón.
Con este mandato puso el Sol a estos dos hijos suyos en el lago Ticaca y les dijo que fuecen por donde quiciesen, y donde quiera que paracen, incaran en el suelo una bara de oro que les había dado y que donde ella se undiece de un golpe era porque en ese lugar quería que se fundase la ciudad de su imperio.
Luego el Sol les dijo: «Cuando ayais reducido a esas gentes a nuestro cervicio, les mandareis con razón y justicia.