Durante la última campaña del PLD en el 2012, los fines de semana estábamos en Hato Mayor con el cuadro Miguel Angel Rodríguez, después de pasar los cinco días anteriores en el Centro de las Redes Sociales paralelo del equipo de José Laluz, a quien le robé un espacio para instalarnos para defender, sin consultar a Marchena, la candidatura de Danilo Medina.
En ese proceso pasaron muchas cosas que no trascendieron, como la del peledeista que al entrar a su aposento encontró una vela encendida. Cuando le preguntó a la mujer ¿a quién le rendía memoria y santidad?, ella dijo que su padre muerto. “Apaga esa vela muchacha, que se nos puede quemar la casa”, le ordenó.
Pero pasado un tiempo, el hombre volvió a ver una vela encendida en el mismo lugar. “No te dije que no quiero vela encendida, y menos en mi cuarto”. La mujer contestó: “Esa vela no es para mi padre, es para que Danilo Medina gane las elecciones”. La reacción del peledeista fue diferente: “Si es para eso, déjala ahí hasta que se gaste.”
Desde que se formó el Frente Patriótico hemos hecho conciencia de que la causa fundamental de la pérdida del PRD no ha obedecido a que Hipólito Mejía vive “metiendo la pata” ni a que Miguel Vargas “no tiene gracia”, sino a que en el país había tres partidos de masas, y se unieron dos en sentimiento, peledeistas y reformistas.
Al sumarle a esta realidad, la especie de fe de la mujer en la vela, decidimos poner en la portada de nuestro libro PLD Post Bosch a Danilo Medina candidato en el mismo plano que Leonel Fernández, como símbolos del éxito del Partido de Bosch.
Cuando la portada estuvo lista, arranque una mañana para la casa de Danilo Medina. Allá estaba Miguel Mercedes, quien fue guardaespalda de Juan Bosch.
No nos puso traba para informarle al candidato que queríamos verlo. Cuando Danilo vió la portada, nos dijo “Grullón dale pa´allá.” Días después, en compañía de Diomedes Núñez, acudimos al Palacio a llevarle la portada y una copia impresa del libro a Leonel Fernández.
El proceso se repitió cuando estaba listo. Dejamos el de Danilo con Kenia Lora y el de Leonel con su asistente Dilandia, quien se lo entregó de una vez y nos dijo “Grullón, ahí se lleva el Presidente tu libro en el avión, que va de viaje.”
Pasado un tiempo, el Presidente Fernández vio a Diomedes, y le dijo: “Diomedes, quería verte. Está muy bien tu prólogo del libro.” Desde entonces tenemos duda si nos pasó la respuesta al revés del poeta Osvaldo Bazil a Trujillo: “Jefe, escribí prólogo mas no leí libro”. Lo de Leonel sería: “Leí prefacio, mas no el libro.”