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Empleados autónomos

Empleados autónomos

Arismendi Díaz Santana

Ante la negativa del gobierno de reintroducir un proyecto de reforma fiscal más equilibrado y equitativo, algunos profesionales han sugerido establecer un monotributo para agenciar más ingresos fiscales. Ante la renuncia a reducir los subsidios y privilegios a los grandes e influyentes, caigámosle atrás a los trabajadores más pequeños y débiles.

El monotributo es un régimen simplificado de tributación diseñado para los trabajadores autónomos y las microempresas con baja productividad, facturación e ingresos. En la mayoría de los casos, estos grupos venden sus bienes y servicios a las familias y negocios pobres a precios bajos y con márgenes de beneficios muy limitados.

Generalmente estas propuestas anteponen el interés fiscal al objetivo social. El monotributo establece un pago único de los impuestos a las ventas y a las ganancias, incluyendo aportes para salud y pensiones. Una pesada carga para la mayoría de los trabajadores independientes. Veamos algunos ejemplos.

Uruguay y Costa Rica cuentan con regímenes simplificados para micro y pequeñas empresas (MYPE) con impuestos y aportes a la seguridad social. Chile obliga a los trabajadores independientes a tributar y a cotizar para pensiones y salud, con pagos crecientes. En Colombia los autónomos cotizan para pensiones y salud a través de la PILA.

Brasil permite a los trabajadores independientes aportar como contribuyentes individuales al sistema de seguridad social. El Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) de México incluye beneficios de seguridad social para los autónomos y, aunque millones se han afiliado, muchos otros millones prefieren permanecer en la informalidad.

De acuerdo a los reportes, si bien estos países han aumentado la cobertura, la informalidad laboral sigue siendo un problema y un desafío estructural importante. El factor denominador es que, la suma de impuestos más aportes a la seguridad social no resulta muy atractiva para la mayoría de los trabajadores autónomos de bajos ingresos.

Estos ejemplos evidencian que una sola modalidad de reducción de la informalidad luce insuficiente para enfrentar un problema tan ancestral y complejo. No sólo porque es necesario atacar el carácter estructural de la informalidad, sino además, debido a la gran diversidad laboral y económica de las PYMES y de los trabajadores por cuenta propia.

Dado que la informalidad no es uniforme, y se expresa en diferentes grados y variedades, se requiere de gran apertura conceptual para diseñar soluciones lo suficientemente flexibles, viables, asequibles y económicamente sostenibles para adaptarse a los diversos segmentos de este complejo sector.

Por: Arismendi Díaz Santana
arismendi.diaz@gmail.com

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