SANTIAGO.- Diversas personas han dejado sus casas en zonas rurales del país para trasladarse a la ciudad, unos en busca de mejores condiciones de vida y otros porque quieren alcanzar otros sueños.
Sin embargo, la subsistencia continúa siendo la mismo desde las urbes, es como si hubieran traído el campo a la ciudad en cuanto a costumbres y tradiciones.
En las zonas rurales, la vida se distingue por ser menos estresante, el ruido no es común y allí la gente vive más pendiente a las necesidades el uno del otro y por ende existe más compañerismo entre las personas en estas regiones.
Lo que no se ve en las ciudades, donde el estilo de vida es más acelerado y el ruido es un factor constante además de que el trato con los vecinos más cercanos aquí, en ocasiones se torna indiferente.
No es extraño en ciudades como ésta que las personas ni conozcan al vecino que vive más próximo a su residencia.
Señor sabe donde vive Juan Jiménez, la verdad no sé quien es ese hombre, aquí no conozco a casi a nadie y para sorpresa era el vecino que durante 2 años ha vivido próximo a la casa del señor consultado.
Esto fue comprobado por El Nacional, momentos en que emprendían estrategias para conocer a fondo la realidad que se vive en algunas urbanizaciones de esta ciudad.
Y en contraposición, se encuentran aquellos sectores donde vive la gente humilde, conocidos como los migrantes del campo a la ciudad.
Allí es otro ambiente. Adentrarse al barrio Los Guandules de aquí, por ejemplo, da la impresión de estar en una zona rural y es que el panorama que se visualiza no tiene mucho que envidiarle al de los campos de cualquier región del país.
En este lugar, las casas construidas sin ningún sentido urbanístico, esto es, con extrema proximidad las unas de las otras y en su mayoría de madera y techadas de cinc y hasta de pisos de tierra.
A tempranas horas de la mañana, están los habitantes de ahí echando sus pláticas en las afueras de las casas y otros ideando estrategias para buscar la comida del día.
Los niños correteando de un lado a otro, algunos con juegos inventados por ellos mismos, que dejan ver la crisis que vive su familia y que por cierto a algunos los ha impulsado a desarrollar la creatividad.
Aquí no ocurre como en aquellas zonas residenciales, la gente si se conoce, aunque es más fácil ubicarlos si preguntas por sus apodos en lugar de sus nombres.
En su mayoría, personas que dejaron alguna zona rural para insertarse a la ciudad, pero que solo han cambiado de domicilio, pero su mentalidad y por ende, su estilo de vida, continúan siendo el mismo.
La vida desde se torna un tanto difícil, puesto que los moradores deben prescindir de servicios como electricidad, agua potable, telecable y teléfono.
Celeridad
Las migraciones rural-urbanas, del campo a la ciudad, se están produciendo en todo el mundo a un ritmo extraordinario. En 1950 menos del 30% de los habitantes del mundo vivían en ciudades. En el año 2000, 2.900 millones de personas vivían en zonas urbanas, es decir, un 47% de la población mundial. Se prevé que, hacia 2030, vivirán en zonas urbanas 4.900 millones de personas, es decir, el 60% de la población mundial.

