Santo Domingo.- “Es el momento oportuno y es hora de validar las cosas que son y las cosas que no son”, así se expresó de entrada este martes la alegada neurocientífica, Elizabeth Silverio, quien tras varias semanas de ser acusada por falsificación de títulos profesionales y ejercicio ilegal de medicina, decidió defenderse públicamente.
Silverio manifestó que no ha solicitado en el país las validaciones de sus títulos profesionales debido a que, hasta el momento de lo ocurrido, solo estaba ejerciendo como administradora del Centro de Terapias Neurocognitivas y Psicopedagógicas Kogland, de su propiedad.
“Yo no he sometido en República Dominicana la parte de acreditación en esas áreas porque solo estaba ejerciendo como administrador de mi empresa, tenía el personal que trabaja con sus titulaciones, las psicólogas, las maestras y todo lo demás y yo estaba en la parte de administrador”, explicó en una entrevista concedida al programa matutino La Revista Tele 15.
En sus primeras declaraciones, tras las acusaciones presentadas por la periodista Nuria Piera, la mujer de 30 años dijo no tener exequatur y negó usurpar el permiso profesional de otra persona, cuyo nombre es similar al de ella y médico de profesión, como se denunció.

“Yo muestro los documentos ahora de que yo no tengo exequátur y que los documentos que salen de mi centro que salen con execuátur son de los profesionales de aquí avalados por el centro”, explicó.
Silverio aseguró que no da terapias a niños con alguna discapacidad y especificó que su rol consistía en la creación y diseño de los programas educativos que los profesionales de su centro ejecutaban.
“Diseñé los modelos de medición, los modelos de los diagnósticos, cuando ellas (psicólogas y maestras) terminan la mediciones, yo me siento con lo que ellas me suministran y entonces escribo lo que le entregamos a los padres”, explicó.
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Ahora, dijo acongojada, “tengo 30 empleados en la desesperanza, padres que han dejado sus trabajos para atender a sus hijos y niños que han retrocedido en su proceso”.

«Sometimos a Educación el oficio para la habilitación como centro educativo pedagógico porque en el marco de la ley te permiten un año para operar para entonces registrarte», alegó al hacer referencia a la legalidad de su centro.
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«Ya eso estaba depositado en el distrito educativo 15-03 y habíamos sido supervisados por la técnico de colegios privados, íbamos ya a la segunda fase para la parte de educación especial».
Con documentos en mano agregó que, “la denuncia que se sometió es de mi persona (no al centro) porque se me vincula como que yo he medicado o soy médico y estos documentos demuestran que yo no lo soy”.
Sostuvo que la situación en la que se encuentra es un plan para desmeritarla luego de que en su anterior trabajo (antes de montar su propio centro), se le acusara de robar la identidad de un lugar que ella misma creó, caso que llegó a la justicia y que terminó concediéndole a ella el reconocimiento y entrega del emblema intelectual del concepto.
«Como no se pudo sostener lo que no nos pertenece entonces hay que dañarte a ti la imagen y la dignidad para que tu credibilidad no sea más posible», expresó.

Pese a la reacción de la sociedad y de instituciones ligadas a la salud y educación, Silverio precisó que no percibe su situación como un tema de descredito hacia su persona “porque yo sé quién soy, sé lo que he hecho y lo que no he hecho”.
Sin embargo, admitió que ante los constantes ataques en redes sociales y medios de comunicación, se ha sentido objeto de burla y sometida al escarnio público sin derecho a la palabra.
“Yo no salgo, no por miedo sino porque una sociedad llevada a través de la manipulación a un ideal es capaz de cometer cualquier infortunio simplemente por lo que está viendo y la información que está adquiriendo”, dijo.
Formación y fe

Al ser cuestionada sobre su formación académica y profesional, Silverio detalló que estudió primaria y secundaria en la isla Antigua y Barbuda, a donde llegó con apenas 6 años, regresando a República Dominicana 15 años después.
De padres dominicanos y abuelos antiguanos, se define como psicopedagoga, doctora en educación y especialista en estructura de terapias y programas académicos.
«Mi formación tiene que ver con administración escolar y pedagogía, diseñé las programación Kogland y de igual forma soy TEA (Trastornos del Espectro Autista), soy Asperger, diagnoticada con el Síndrome de Savant y diseño el modelo para que los niños con esta condición puedan hablar», explicó.
En el plano religioso, aseguró sí ser una persona de fe y que pertenece al cuerpo pastoral de la Iglesia Somos Adoradores, ordenada por el obispo Many Valera.