Estudios profesionales han confirmado a través del tiempo, que desde muy pequeños los seres humanos construyen ideas que son las llamadas creencias, de forma inconsciente, y a partir de ellas se movilizan para actuar de una manera determinada.
Esas ideas –explica la terapeuta infanto juvenil Leyshy Cabrera- forman parte de los esquemas mentales que permiten interpretar y organizar las ideas a partir de la experiencia.
Por eso, afirma, creer en Santa Claus y los Reyes Magos se convierte en una experiencia emocional lo que hace que los niños se adhieran con vehemencia y les permita establecer relaciones positivas con el entorno.
La pregunta que ronda en la mente de muchos padres en la etapa de la niñez de nuestros hijos es, si debemos o no alentar esa fantasía.
“La ocupación de todo padre y adulto significativo en la vida de un niño es proporcionarle un sistema de apoyo fortalecido, por lo que al alentar las fantasías se le permite estimular la creatividad e imaginación, resultando fundamental para su aprendizaje y resolución.
Esta creencia en particular responde al mundo social y naturalmente en cada individuo existe una necesidad de pertenecer”, dice Cabrera, quien tiene su consulta en el Centro Vida y Familia.
¿Decirles la verdad?
En este aspecto, la terapeuta dice hay que tener en cuenta dos cosas: cómo y cuándo.
Detalla que los pequeños, de forma inconsciente, siempre te hacen saber, cuándo están preparados para recibir o no una información y en la medida que van creciendo, van elaborando sus propias hipótesis y aproximaciones a lo que consideran real o no, así que básicamente la tarea de los adultos es acompañarlos en ése descubriendo.
Lo ideal es –dice- acompañarlos en su descubrimiento a partir de ideas lógicas, por ejemplo: ¿Tú que crees? ¿Qué te hace pensar que eso es así? De esa forma se les induce a la deducción de la realidad.
Leyshy Cabrera