Cuando una especie viviente se extingue, quien pierde definitivamente, y sin posibilidad de recuperarla, es la Humanidad. El gavilán de La Hispaniola (Buteo ridgwayii), ave que sólo habita en la isla La Hispaniola y es uno de los animales más amenazados del mundo. Su población actual no sobrepasa las 300 especies, ejemplares en Los Haitises.
Tiene tres amenazas: una mosca parásita que deposita huevos mediante la picada a los pichones, la pérdida de su hábitat y su caza indiscriminada.
La Fundación Ecológica Puntacana ha logrado montar con éxito un proyecto, que desarrolla en alianza con Peregrine Fund para la reproducción del gavilán de La Hispaniola por la vía de su reintroducción.
El gran pichón
Desde el 2009, el proyecto ha reintroducido exitosamente 19 gavilanes dentro del Parque Ecológico Puntacana y la Reserva Ecológica Ojos Indígenas dentro de Puntacana Resort & Club.
De estas aves se les ha dado seguimiento a cinco que llevan transmisores de radio con equipos de telemetría. El objetivo final es crear una población de cría en un periodo de cinco años.
Tras cuatro años de trabajo, ahora en 2013, se ha logrado la suerte -por primera vez en la historia del país- tener un pichón nacido a través de un programa de reintroducción.
El proceso de la reintroducción fue creado por Peregrine Fund (Fundación Peregrino) en los 70s y ha sido utilizado en la conservación de varias especies de aves rapaces alrededor del mundo.
En el caso de los gavilanes, el proceso comienza con meses de monitoreo de nidos silvestres en el Parque Nacional Los Haitises.
Cuando los polluelos de algunos de estos nidos están casi listos para volar, son capturados y se les hacen exámenes rigurosos para garantizar la salud de estos jóvenes gavilanes. Una vez que se asegura que estos pichones están sanos y listos para su reintroducción, los biólogos de El Peregrine Fund los transportan en una caja al Parque y Reserva Ecológica Ojos Indígenas en Punta Cana.
Los gavilanes llevan un radio transmisor y etiquetas para que puedan ser monitoreados mediante telemetría por radio. Por varias semanas, los científicos y voluntarios traen comida regularmente a los gavilanes y controlan su trayectoria.
En poco tiempo los aves rapaces empiezan a realizar sus vuelos de práctica y a familiarizarse con su nuevo entorno. Finalmente, luego de varios meses, los gavilanes abandonan su caja y buscan nuevos hábitats en el área.
Para la Fundación Ecológica, sentimos muy orgullosos de poder trabajar en la conservación de unos de los especies más amenazadas en el mundo y ver pasos concretos de su recuperación. Hemos formado un equipo de trabajo efectivo para el proyecto que ha garantizado su éxito, dice Jake Kheel, director de la Fundación Ecológica Puntacana.
Hay otros esfuerzos
Otras entidades que trabajan en la conservación del gavilán de La Hispaniola y que fomentan la educación sobre su importancia incluyen al Parque Zoológico Nacional Manuel Valverde Podestá y su aliada, dirigido por la doctora Patricia Toribio y su socia, la Sociedad Ornitológica de la Hispaniola (dirigida por Jorge Brocca) han trabajado un programa para protegerlo y promover su conservación.
También hay iniciativas del Ministerio de Medio Ambiente y Central Romana tendentes a auspiciar la lucha contra su extinción.
El primer pichón es la mejor noticia ahora.
UN APUNTE
Peligro real
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza declaró esta especie en gravísimo peligro de extinción cuando afirmó que quedaban 80 parejas. Desde 2006, su única población conocida reside dentro del Parque Nacional Los Haitises.
La reproducción en condiciones controladas abre una esperanza al ave.

