Semana

Ghettos de Varsovia y Franja de Gaza

Ghettos de Varsovia  y Franja de Gaza

El ghetto de Varsovia, capital de Polonia, donde residía la mayor comunidad judía mundial luego de Estados Unidos, otra de las perversidades deshumanizantes del II Reich del parapléjico mental Adolfo Hitler, fue ordenado el 2 de octubre de 1940 por el gobernador del Distrito de Varsovia, Ludwig Fisher, concentrando a 400 mil judíos, de los que 260 mil fueron deportados al campo de exterminio de Treblinka y eliminados con gas freón.

Encerrados en un angosto perímetro de unas cuadras, a los internos del ghetto de Varsovia las autoridades nazis les permitían salir cada día a trabajar en las factorías alemanas, pagándoles con dos litros de sopa diaria.

La usencia de higiene, proliferación de sabandijas, cucarachas y ratas, escasez de agua potable y el hacinamiento, propagaron los piojos, transmisores del tifus, y cada mes fallecían entre seis mil a siete mil personas, obligadas a permanecer en una cárcel por el solo “crimen” de profesar la religión judía.

La noche del 17 al 18 de abril de 1942, la policía alemana irrumpió el guetto de Varsovia, y decenas de personas fueron sacadas de sus viviendas miserables y fusiladas en las calles, sin que mediara provocación alguna de los confinados.

Fue una inflexión para los confinados en condiciones infrahumanas en el ghetto de Varsovia, y surgió la convicción unísona de la rebelión ante un cúmulo constante y hastiante de vejámenes, atropellos y asesinatos reiterativos.

La caldera de la rebelión estaba en ebullición, y solo aguardaba poco para su desborde, y el final, por exterminio de los habitantes del ghetto de Varsovia, cuando luego de ese trágico e histórico día, los alemanes exigieron a los residentes del ghetto entregar cada día a siete mil personas, que todos sabían que su destino era las eliminaciones por duchados con gas freón, y los crematorios.

Un total de 310,332 judíos fueron sacados del ghetto de Varsovia en ruta a las cámaras de gas, restando 33,400.
No era posible proseguir impávidos ante la humillación de cada día entregar a los alemanes a siete mil judíos, aparte de las apaleaduras, mofas y vejámenes, hacinamiento, hambre, suciedad, sufrimientos corporales y psíquicos terribles, y el 18 de enero de 1943, estalló con el primer disparo en la calle Mila, la rebelión de menos de 30 mil sobrevivientes, de aquella referencia infernal de bolsillo dantesco.

La insurrección del ghetto de Varsovia inició con unos disparos, la resistencia armada inició el 19 de abril de 1943 y el levantamiento definitivo el primero de agosto, comandada por Mordejai Anilewich, que se prolongó hasta el 26 de septiembre de 1944 con la exterminación de quince judíos que quedaban, y se batieron, como todos los 33 mil, ante la Wehrmacht, como fieras acorraladas que eran, ante el avance de las tropas comandadas por el general SS Jürgen Stroop, que arrasaron por completo todo edificio y todo vestigio humano, con raids aéreos, editando otro Guernica.
Ghetto Franja de Gaza

El 9 de enero pasado, el madrileño diario El País, insertó un artículo de una página de la autoría de Ignacio Álvarez Ossorio, catedrático de la Universidad de Alicante, donde describe las condiciones inhumanas que padecen dos millones de palestinos residentes en la Franja de Gaza, que el Estado de Israel condena a la extinción, idéntico a los nazis con el ghetto de Varsovia, 75 años atrás.

En la Franja de Gaza, la cárcel abierta más grande del mundo de 365 kilómetros cuadrados, bloqueada por mar, tierra y aire, dos millones de palestinos padecen los rigores deshumanizantes, pasibles de por esa actitud el Estado de Israel, en la persona de su Primer Ministro, el ultra halcón Benjamín Netanyahu, de ser conducido a un juicio de fondo en el Tribunal Penal Internacional de La Haya, Holanda, acusado por crímenes de lesa humanidad, idéntico a Slobodan Milosevic.

Más de un millón de niños padecen racionamientos de alimentos y educación, y todos sufren trastornos psíquicos por la situación de carestía generalizada, y por los tres raids criminales del Tzahal judío de 2008,2012 y 2014, que arrasaron, como la Wehrmacht hitleriana, una gran infraestructura y la planta de energía, que apenas produce un diez por ciento de las necesidades, con cuatro horas diarias de servicio, donde hospitales, escuelas y quirófanos están al pairo.

La economía ha retrocedido desde las ofensivas israelíes un 5.3% contra un 48.5% Cisjordania.
“Israel será el primer afectado cuando la situación estalle”, declaró el teniente general israelí Herzi Halevi, director de Inteligencia Militar del Estado de Israel.

Idéntico al ghetto de Varsovia hace 75 años, con el mismo propósito de aniquilar en aquel trágico suceso abominable a los judíos, ahora, liquidar toda resistencia palestina, tanto en Gaza como en Cisjordania, crisálidas del inexorable Estado Palestino, con el inocultable perverso propósito sionista de fundar un Gran Israel sin palestinos, o con ellos insertados como cuadros en una pared, al Creciente Fértil, inermes, psíquicamente vencidos, y conscientes de su inapelable y desgraciado status borreguil. Elemental, querido Watson, como decía Sherlock Holmes a su ayudante.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación