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Guerra contra las mujeres

Guerra contra las mujeres

Susi Pola

La Corte Suprema de Estados Unidos anuló la histórica sentencia “Roe vs. Wade” que, desde 1973, garantizaba el derecho al aborto en ese país, y con el apoyo de 5 votos conservadores contra 4 contrarios, abrieron su ilegalidad en los estados norteamericanos que así lo decidan.

No implica que el aborto se convierta de por sí, en ilegal” o “legal” para la nación, pero desencadena una serie de batallas legales, afectando a las más de 167 millones y medio de mujeres estadounidenses, población mayor que la de los hombres en ese país -que se dice democrático- por más de tres millones.

Siendo EEUU una federación, cada estado decide sobre los asuntos protegidos constitucionalmente. Sin embargo, esta decisión cuestiona la garantía de otros derechos constitucionales que se han ido ganando. Sobre todo, este retroceso implica un riesgo muy grande para la salud de las mujeres más pobres, porque volverá el aborto clandestino que mata.

En 2016, la antropóloga feminista argentina radicada en Brasil, Rita Laura Segato, publicó el libro: La Guerra contra las Mujeres, sugiriendo que, el patriarcado, o relación de género basada en la desigualdad, es la estructura política más arcaica y permanente de la humanidad que se plantea como una guerra.

Ella dice, que, “mientras no desmontemos el cimiento patriarcal que funda todas las desigualdades y expropiaciones de valor que construyen el edificio de todos los poderes —económico, político, intelectual, artístico, etc.—, mientras no causemos una grieta definitiva en el cristal duro que ha estabilizado desde el principio de los tiempos la prehistoria patriarcal de la humanidad, ningún cambio relevante en la estructura de la sociedad parece posible”.

En 2019, las españolas, Isabel Martínez y Lola Venegas, ambas Filólogas y periodistas, junto a Margó Venegas, licenciada en Derecho, publicaron el libro: La Guerra más larga de la Historia: 4000 años de Violencia contra las Mujeres, evidenciando la universalidad de esta violencia, su sistematicidad a través de miles de años de cultura patriarcal, producto de construcciones culturales creadas desde un pasado remoto, transmitidas por las instituciones patriarcales, escuela, familia, leyes, religiones, etc., recicladas y en permanente resistencia al cambio.

El caso es que, los derechos sexuales y derechos reproductivos no pueden negociarse, porque son derechos humanos, inalienables, inamovibles e irrenunciables. Y en la contienda que niega totalmente la autonomía de las mujeres, como en cualquier conflagración, la medida es anti derechos.

Las mujeres lo sabemos: es la guerra más larga de la Historia y aún no termina. ¡Estamos alertadas y seguimos luchando