Cuando el hombre no se encuentra a sí mismo, no encuentra nada: Johan Von Goethe. Hablar es sinónimo de conversar, dialogar, disentir, aclarar, orar y practicar.
Mentir es engañar, falsear, urdir, aparentar, desvirtuar, calumniar, patraña, artificio, bola, exageración, inexactitud, engañador, mendaz, fábula, invención, enredo, burdo e infamia.
Farsantes y mentirosos transitan por doquier, cual aves agoreras en el país y el mundo, y tantos hacen un hábito y hasta profesión maléfica, tratando de vivir mejor, simular aparentar, lograr reconocimientos, posiciones y canonjías.
La mentira causa todos los días, meses y años, enormes y gravitantes daños a la sociedad, la familia, los pueblos, entidades y a la humanidad.
Es un fenómeno irritante que lesiona y trastorna el sosiego y la tranquilidad, causante de muertes, enemistades, riñas, violencias, venganzas, odios, malquerencias y cárcel. Daño moral y a veces material, que turban el sentimiento humano y lacera las fibras sensoriales del alma. Desde niño hemos oído hablar de estos refranes: “para comer pescado y hablar mentiras, hay que ser muy inteligente; “es mejor vivir con un ponemanos que con un hablador”.
Plutarco refería: “para saber hablar, es preciso saber escuchar”. “Es fácil hablar cuando uno no quiere decir la verdad”, R. Tagore; “La lengua es como un león, si la guardas contigo te defenderá, pero si la escapas, terminará por devorarte”, proverbio árabe.
Los grandes habladores son como los vasos vacíos, que hacen más ruido que los que están llenos. Anatole France dijo: “Sepamos o no las cosas, siempre hablamos de ellas, saberlo todo nunca es posible, aun así hablamos de todo”.
“Una palabra mal colocada, estropea el más bello pensamiento”, Voltaire.
“Los puñales cuando no están en las manos, pueden estar en las palabras”, Shakers.
“La reflexión es el ojo del alma”, J Bruyer. René Descartes: “pienso, luego existo”. Aristóteles señala: “El castigo del embustero, es no ser creído, aun cuando diga la verdad”.
“Podrás engañar a todos durante un tiempo, podrás engañar a alguien siempre, pero no podrás engañar siempre a todos”, Abraham Lincoln.
“La mentira engaña al que la dice”, D. Hondelot. “Una de las fuerzas que rigen al mundo, es el temor a la verdad”, Hemri Frederic Amiel.
Nietzchee dijo: “Lo que me anonada, no es que me hayas mentido, sino que en lo sucesivo no podré creerte”.
Orison S. Marden postulaba: “Engaño hay en el corazón de los que piensan males; más a los que tratan consejos de paz, les sigue la alegria”.